Mauricio y su Gran Lección


Había una vez un niño llamado Mauricio, que siempre tenía muchas ganas de explorar el mundo. Pero había un problema: Mauricio nunca pedía permiso a sus padres antes de salir de casa.

Aunque sus padres le advertían constantemente sobre los peligros que podía encontrar en la calle, él no les hacía caso. Un día, mientras Mauricio jugaba en su habitación, escuchó a sus amigos afuera gritando y riendo.

La curiosidad se apoderó de él y decidió salir sin decirle nada a nadie. Corrió hacia la puerta y salió tan rápido como pudo. Al llegar afuera, encontró a todos sus amigos divirtiéndose en el parque. Se acercó corriendo hacia ellos con una sonrisa en su rostro.

Todos estaban sorprendidos de verlo allí sin haber pedido permiso antes. "¡Mauricio! ¿Cómo llegaste aquí? ¿No te dijeron tus padres que debes pedir permiso?"- preguntó Ana, una de las amigas más responsables del grupo.

Mauricio bajó la cabeza avergonzado y respondió: "Sí, pero me emocioné tanto al escucharlos jugar que simplemente salí corriendo". Sus amigos lo miraron con preocupación y decidieron explicarle por qué era importante obedecer a sus padres y pedir permiso antes de salir.

"Mauricio, nuestros padres nos dan reglas para mantenernos seguros", comenzó Martín, otro amigo del grupo. "Siempre debemos respetar esas reglas porque nos quieren mucho y solo quieren lo mejor para nosotros".

A medida que los amigos hablaban, Mauricio comenzó a darse cuenta de que había estado actuando de manera irresponsable y egoísta. Se sintió mal por haber desobedecido a sus padres y ponerse en peligro.

Decidieron dar un paseo por el parque juntos, pero esta vez, Mauricio le prometió a sus amigos que iba a pedir permiso antes de salir la próxima vez. Quería demostrarles que podía ser responsable y cuidar de sí mismo. Al regresar a casa, Mauricio encontró a sus padres muy preocupados buscándolo por todas partes.

Al verlo llegar con los demás niños, se alegraron mucho de encontrarlo sano y salvo. "Mauricio, ¿dónde estabas? ¡Estábamos tan asustados!"- exclamó su mamá mientras lo abrazaba fuertemente.

Mauricio se disculpó sinceramente con sus padres y les prometió que nunca más saldría sin pedir permiso. A partir de ese día, aprendió la importancia de obedecer las reglas y escuchar a quienes lo amaban y querían protegerlo. Desde entonces, Mauricio siempre pidió permiso antes de salir.

Sus padres confiaban en él nuevamente y sabían que había aprendido una valiosa lección sobre la responsabilidad. Y así fue como Mauricio creció convirtiéndose en un niño responsable y respetuoso con las normas establecidas por su familia.

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