Mauricio y su osito Chito aprenden una lección
Había una vez un niño llamado Mauricio que tenía un osito de peluche al que llamaba Chito. Mauricio y Chito eran inseparables, siempre jugaban juntos y compartían todos sus secretos.
Un día, mientras jugaban en el parque, Mauricio vio a un niño llorando en un rincón. Se acercó y descubrió que se llamaba Tomás, y que había perdido a su osito de peluche. Mauricio sabía lo triste que se sentiría Tomás, así que decidió ayudarlo a buscar a su osito.
Juntos recorrieron el parque, preguntaron a otras personas y buscaron en cada rincón, pero no lograban encontrarlo. Finalmente, Mauricio tuvo una idea.
-Chito, ¿te importaría prestarle tu osito a Tomás? Sé que es tu favorito, pero ayudarías a hacer feliz a otro niño. Chito, sin dudarlo un segundo, asintió. Mauricio le explicó a Tomás lo que Chito estaba haciendo y le entregó el osito. La sonrisa que se dibujó en el rostro de Tomás fue increíble.
Mauricio aprendió que compartir y ayudar a los demás puede hacer que el mundo sea un lugar mejor. Chito también comprendió que aunque extrañara a su amigo Mauricio, hacer feliz a alguien más era una gran recompensa.
Desde ese día, Mauricio, Chito y Tomás se volvieron grandes amigos, y compartían momentos maravillosos juntos.
FIN.