Max, el gato sabio
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Gatuna, un gato negro llamado Max. Todos en el pueblo pensaban que Max era un hechicero malvado debido a su color oscuro y sus ojos brillantes.
Pero la verdad era que Max no era un hechicero malo, ¡era uno muy poderoso y sabio! Max vivía en una vieja casa abandonada en las afueras del pueblo.
En el sótano de esa casa se encontraba un gran tesoro oculto desde hace muchos años. El tesoro estaba compuesto por joyas preciosas, monedas antiguas y libros mágicos. Un día, llegó al pueblo una niña llamada Sofía.
Ella había oído hablar sobre el supuesto hechicero y decidió investigar por sí misma si los rumores eran ciertos. Sofía se adentró valientemente en la casa abandonada y allí se encontró con Max. - ¡No te acerques! -le advirtió Max con voz grave-. Soy un peligroso hechicero.
Pero Sofía miró más allá de su apariencia y respondió:- No creo que seas malo, solo estás protegiendo algo importante ¿verdad? Max quedó sorprendido por las palabras de la niña. - Sí, tienes razón -confesó él-. Estoy aquí para proteger este tesoro tan valioso.
Sofía sonrió amablemente y le dijo:- Si me lo permites, puedo ayudarte a cuidarlo. Juntos podemos asegurarnos de que nadie lo encuentre por accidente. Max reflexionó sobre las palabras de Sofía y finalmente aceptó su oferta.
A partir de ese momento, se convirtieron en grandes amigos y trabajaron juntos para proteger el tesoro. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los rumores sobre el tesoro llegaran a oídos del codicioso alcalde del pueblo, Don Rufino.
Él estaba decidido a encontrarlo y quedarse con todas las riquezas para sí mismo. Don Rufino organizó una expedición para explorar la casa abandonada y descubrir el tesoro. Pero cuando llegaron allí, Max y Sofía ya estaban preparados.
- ¡Alto ahí! -gritó Max-. Este tesoro no les pertenece. Es un legado ancestral que debe ser respetado. Don Rufino intentó intimidarlos, pero Sofía se adelantó valientemente. - No podemos dejar que la ambición nuble nuestro juicio.
El verdadero valor está en compartir y proteger lo que es importante para todos.
Las palabras de Sofía resonaron en el corazón de Don Rufino, quien finalmente comprendió la importancia de cuidar y preservar algo valioso en lugar de solo buscar beneficio propio. Desde aquel día, Max, Sofía y Don Rufino trabajaron juntos para proteger el tesoro y enseñar a los habitantes del pueblo sobre la importancia de compartir y cuidar lo valioso en sus vidas.
Y así fue como un gato negro —"malvado" resultó ser un hechicero sabio y poderoso que enseñó una gran lección a todos: nunca juzgues por las apariencias, siempre habrá más detrás de ellas.
FIN.