Max el perro ovejero
Había una vez un perro ovejero llamado Max que vivía en una granja en el campo, rodeado de verdes praderas y suaves colinas. Max era conocido por ser el mejor cuidando a las ovejas. Todos los días, él guiaba al rebaño a pastar y se aseguraba de que ninguna oveja se quedara atrás. Pero había una ovejita llamada Lola que siempre se distraía, persiguiendo mariposas y saltando de un lado a otro.
Un día, mientras Max estaba ocupado asegurándose de que todas las ovejas estuvieran en su lugar, se dio cuenta de que Lola había desaparecido.
"-¡Lola! ¿Dónde estás?" llamó Max, mientras corría de un lado a otro, un poco preocupado. Tras un rato, la encontró en el borde del bosque, jugando con una mariposa.
"-Max, mira esto!" exclamó Lola emocionada.
"-Lola, realmente deberías quedarte con el rebaño. No es seguro aquí fuera", le dijo Max, intentando que la ovejita volviera a la seguridad del grupo.
Pero a Lola no le importaba. "-Está bien, Max. Solo un minutito más", respondió, ignorando las advertencias de su amigo. Max suspiró, pero decidió dejar que disfrutara un momento más.
De repente, escucharon un rugido. Era un lobo que había aparecido de entre los árboles.
"-¡Corre, Lola!" gritó Max mientras se lanzaba hacia ella. Max sabía que debía proteger a la ovejita, así que se interpuso entre Lola y el lobo.
Lola miró a Max con miedo. "-¿Qué haremos?" preguntó, su voz temblorosa.
"-Yo me encargaré. Solo sigue mis pasos y no te separes de mí", respondió Max con determinación. Juntos, comenzaron a retroceder lentamente, tratando de alejarse del peligro.
El lobo, viendo que no era fácil acercarse, empezó a seguirlos, pero Max no se iba a dar por vencido. Se le ocurrió un plan.
"-Lola, cuando yo diga, tú tendrás que dar un gran salto hacia la izquierda, ¿entendés?"
"-¡Entendido!" dijo Lola, confiando en su amigo.
De repente, Max se dio la vuelta y, con un fuerte ladrido, decidió enfrentarse al lobo mientras Lola se movía a un lado. El lobo, sorprendido por la valentía de Max, dudó un instante y eso fue lo que Max necesitaba.
"-¡Ahora!" gritó Max. Lola saltó hacia la izquierda justo cuando Max ladró fuertemente. El lobo, confundido por el movimiento rápido de la oveja, se dio la vuelta y salió corriendo hacia el bosque.
Max y Lola respiraron aliviados. "-¡Lo hicimos!" exclamó Lola, llena de alegría. "-Gracias, Max, sos muy valiente y siempre me cuidas."
Max sonrió, feliz de haber podido proteger a su amiga, pero también preocupado. "-Lola, de ahora en adelante, por favor prometeme que no te alejarás del rebaño. No quiero que corras más riesgos."
"-Lo prometo, Max. No lo volveré a hacer", respondió Lola sinceramente.
Desde ese día, Max y Lola se convirtieron en los mejores amigos. Max no solo cuidaba de las ovejas, sino que también enseñaba a todas las ovejas a permanecer juntas y mantenerse seguras. Cada vez que se preparaban para salir a pastar, Lola siempre se aseguraba de estar cerca de Max, y él nunca dejó de recordarle lo importante que era trabajar en equipo.
Y así, Max no solo se convirtió en el mejor perro ovejero de la granja, sino que también se aseguró de que cada oveja, especialmente Lola, supiera que la seguridad y la amistad son lo más importante en la vida. De esa manera, tanto Max como Lola aprendieron que juntos, podrían enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Y así, entre juegos y aventuras, la granja era un lugar lleno de alegría y siempre había un momento para correr y perseguir mariposas, pero siempre bajo la mirada atenta y amorosa de Max.
FIN.