Maxi y el Viaje Aventura



Érase una vez un niño llamado Maxi, a quien le encantaba viajar en auto, pero había un pequeño problema... ¡no podía quedarse tranquilo!

Cada vez que subía al auto, empezaba a moverse de un lado a otro, mirando por la ventana y gritando emocionado. Pero lo que más le gustaba era quitarse el cinturón de seguridad.

"¡Vamos, mamá! ¡Acelera! Quiero ver el paisaje!" - decía Maxi, mientras su mamá, Mariana, lo miraba con preocupación.

Una mañana soleada, la familia de Maxi decidió ir al campo. Mariana le recordó: "Maxi, tenés que ponerte el cinturón de seguridad. Es muy importante para tu seguridad."

"¡Ay, mamá! ¡Me aprieta!" - se quejaba el niño. Pero con un poco de esfuerzo, Mariana logró abrocharle el cinturón y, al fin, comenzaron el viaje.

Maxi se acomodó en su asiento, aunque todavía movía las manos inquietamente. De repente, una mariposa colorida voló junto a la ventana.

"¡Mirá! ¡Una mariposa!" - gritó Maxi, tratando de alcanzarla. Sin querer, se movió tanto que comenzó a desajustar su cinturón.

Justo en ese momento, el auto tuvo que frenar bruscamente. Maxi, por no llevar correctamente el cinturón, se movió hacia adelante. Mariana, muy asustada, dijo: "¡Maxi! ¡Por favor, quedate tranquilo! Mirá lo que pasó."

Cuando Maxi se dio cuenta, se sintió un poco avergonzado.

"Lo siento, mamá. No quería asustarte..." - dijo, con la cabeza gacha.

Mariana lo miró con ternura y le explicó: "El cinturón de seguridad es como un abrazo fuerte que te protege. Si te mueves mucho, no te cuida como debería."

Maxi pensó en eso y decidió hacer un trato con su mamá.

"¿Qué tal si cuento hasta diez y trato de quedarme quieto? Si lo logro, podemos parar a comer un helado en el camino."

Mariana sonrió. "¡Eso me parece genial! Vamos, Maxi. ¡Contá!"

Y así comenzó el juego. Maxi cerró los ojos y contando, se concentró en no moverse.

"Uno, dos, tres..." - susurraba en voz baja. Al llegar a diez, se sintió muy orgulloso.

"¡Lo logré!" - gritó, emocionado.

Esa semana, Maxi se volvió un experto en los viajes en auto, manteniéndose tranquilo y usando el cinturón. En cada viaje, se divertía mucho más, observando el paisaje y disfrutando de las charlas con su mamá.

Finalmente, después de varias horas de viaje, llegaron al campo. Una vez allí, Mariana le dijo:

"Maxi, gracias por quedarte tranquilo. Ahora podemos disfrutar del día entero sin preocupaciones."

Maxi, feliz, respondió: "¡Mamá, esto es genial! ¡Sí me quedo tranquilo, puedo disfrutar de más cosas!"

Desde aquel día, Maxi siempre se acordó de usar su cinturón de seguridad y, lo más importante, se divirtió mucho más viajando, porque aprendió que ser responsable puede hacer que los momentos sean aún más especiales. Y así, cuando viajaban, tanto la mariposa como Maxi sabían que todo estaba seguro. Y María, la mamá de Maxi, sonreía al verlo disfrutar.

Y así concluyó la aventura de Maxi, un niño que aprendió a querer los viajes en auto, siempre abrochado y tranquilo, hasta el próximo paseo.

FIN.

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