Máximo el niño perdido en el bosque
Era un día soleado cuando Máximo, un niño curioso y aventurero de ocho años, decidió explorar el misterioso bosque que bordeaba su barrio. Siempre había escuchado historias sobre criaturas mágicas y árboles que hablaban, así que no pudo resistir la tentación de descubrirlo por sí mismo.
Con su mochila llena de bocadillos y su fiel linterna, se adentró en el bosque.
"¡Voy a encontrar a una criatura mágica!" - se dijo a sí mismo mientras caminaba emocionado. El sol brillaba a través de las hojas y los pájaros cantaban. Sin embargo, tras un par de horas explorando, se dio cuenta de que había ido más lejos de lo pensado.
"¿Dónde estoy?" - murmuró Máximo, un poco asustado. Miraba a su alrededor y todo se parecía igual: árboles altos y un camino que se perdía entre la espesura. Se empezó a sentir solo y un poco desorientado, así que decidió sentarse bajo un árbol para pensar en su próximo paso.
Justo en ese momento, le llamó la atención un brillo que provenía de un arbusto cercano. Se acercó y, para su sorpresa, encontró un pequeño furry que estaba atrapado en unas ramas.
"¡Oh, pobrecito!" - dijo Máximo, arrodillándose para ayudarlo. Con un poco de cuidado, logró liberar al furry, que lo miró con ojos agradecidos.
"¡Gracias! Eres muy valiente, niño!" - exclamó el furry con una voz suave.
"Yo solo hice lo que cualquiera haría" - contestó Máximo, sonriendo. "¿Quién sos?"
"Soy Nibbles, el guardián de este bosque. Si me ayudas, puedo mostrarte el camino de regreso a casa" - dijo el furry.
Máximo se sintió emocionado.
"¡Sí! Pero, ¿cómo puedes ayudarme?" - preguntó.
"Primero, necesitas aprender a escuchar a los árboles. Ellos te guiarán si les prestas atención" - explicó Nibbles.
Así que, juntos, se sentaron y Nibbles le enseñó a escuchar. Después de unos minutos, Máximo empezó a notar cómo el viento susurraba entre las hojas, trayendo consigo sonidos que parecían formar palabras.
"Escucha..." - dijo Nibbles. "Los árboles tienen historias y consejos. Por ejemplo, aquel a tu izquierda dice que hay que seguir hacia el norte para encontrar el arroyo, que te llevará a la salida del bosque".
"¡Es increíble!" - exclamó Máximo. "No sabía que podían hablar así".
Con la ayuda de Nibbles, Máximo siguió el camino hacia el norte, dejando que los árboles lo guiaran. A medida que avanzaban, encontraron flores de colores, mariposas danzantes y hasta un zorro curioso que los miraba con interés.
De repente, un fuerte estruendo resonó en la distancia.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Máximo, sobresaltado.
"No te preocupes, es solo el sonido del río que se encuentra más adelante. Vamos por allí, es el mejor camino" - aseguró Nibbles.
A medida que se acercaban al río, la emoción crecía. Pero antes de llegar, se encontraron con un gran árbol caído que bloqueaba el sendero.
"¡Oh, no podemos pasar!" - dijo Máximo con frustración.
"No te desanimes, siempre hay una solución. A veces, hay que pensar diferente" - dijo Nibbles, invitándolo a dar un paso atrás y observar.
Después de un rato pensando, Máximo tuvo una idea.
"¡Podemos trepar el árbol y buscar un camino desde arriba!" - propuso.
"¡Exactamente! Eres más inteligente de lo que crees" - replicó Nibbles, sonriendo.
Con cuidado, escalaron el tronco caído y, desde allí, avistaron un sendero claro que rodeaba el árbol.
"¡Lo hicimos!" - gritó Máximo, sintiéndose feliz y orgulloso.
Finalmente, llegaron al río, cuyas aguas brillaban bajo el sol.
"Solo sigue el cauce del río y te llevará a casa" - dijo Nibbles aliviado.
"Gracias, Nibbles. No solo me ayudaste a volver, sino que también aprendí a escuchar y a pensar diferente" - le agradeció Máximo, eludiendo la emoción que le invadía.
Nibbles sonrió con satisfacción.
"Recuerda siempre que en la naturaleza hay más de lo que parece. Cada momento es una lección si estás dispuesto a aprender".
Al finalizar el viaje, Máximo vio con asombro cómo un puente de troncos se alzaba frente a él.
"Ese debe ser el camino a casa" - dijo, ya sintiendo el calor del hogar en su pecho.
"Exacto. Ahora corre, tu familia seguramente ya te está buscando" - le dijo Nibbles, dándole un abrazo antes de que se despidieran.
Mientras atraviesa el puente, Máximo miró hacia atrás, dispuesto a explorar de nuevo el bosque y visitar a su nuevo amigo.
"¡Hasta pronto, Nibbles! Te prometo que volveré para aprender más" - gritó.
Con eso, Máximo siguió el camino hacia su hogar con nuevos conocimientos y un corazón lleno de aventuras por compartir. Sabía que siempre llevaría consigo las valiosas lecciones del bosque y que no importaba cuán perdido estuviera, siempre habría una manera de volver a encontrar el camino, solo tenía que escuchar y tener fe en sí mismo.
FIN.