Maximo, el perro mágico
Había una vez en un bosque mágico dos gatos llamados Tito y Luna. Tito era un gato amarillo con manchas negras, mientras que Luna era una hermosa gata blanca con ojos verdes brillantes.
Ambos eran muy amigos y les encantaba pasar el tiempo juntos. Un día, mientras caminaban por el bosque, se encontraron con un conejo llamado Pancho. Pancho siempre había sido conocido por ser muy habilidoso y quería demostrarles a los gatos sus destrezas.
"¡Hola amigos!", dijo Pancho emocionado. "Les puedo asegurar que soy el animal más habilidoso del bosque". Tito y Luna se miraron confundidos, nunca habían escuchado hablar de las habilidades de Pancho antes.
"Bueno, ¿qué es lo que sabes hacer?", preguntó Tito curioso. "¡Puedo saltar muy alto y correr aún más rápido! ¡Soy imparable!" respondió Pancho orgullosamente. Luna no estaba convencida del todo: "Bueno, eso puede ser impresionante para ti, pero nosotros también somos muy hábiles.
Yo puedo trepar árboles como nadie más lo hace", dijo ella con seguridad. Tito agregó: "Y yo soy capaz de cazar ratones mejor que cualquier otro felino del bosque". Pancho parecía estar molesto porque los gatos no estaban impresionados por sus habilidades.
Pero justo cuando comenzó a discutir su punto de vista apareció un perro grande y animal llamado Maximo. "Hola amigos," saludó Maximo. "Escuché su conversación sobre las habilidades y creo que cada uno es bueno en lo suyo".
Tito, Luna y Pancho se sorprendieron al ver a un perro tan grande y amable. Maximo los invitó a seguirlo para demostrarles algo.
Los animales siguieron al perro hasta llegar a un claro del bosque donde había una pequeña laguna. Maximo les indicó que observen con atención. De repente, apareció una libélula que comenzó a volar sobre el agua.
Los gatos y el conejo estaban fascinados por la belleza de la libélula, pero no podían entender qué tenía que ver con la habilidad de cada uno. Maximo explicó: "Miren cómo vuela esa libélula, es ágil y grácil en el aire. Eso es lo mismo que ocurre con nosotros como animales.
Cada uno de nosotros tiene habilidades únicas y especiales que nos hacen diferentes e importantes en nuestro propio camino". Luego de escuchar las palabras de Maximo, Tito, Luna y Pancho entendieron lo importante que era valorar sus propias habilidades sin compararse con los demás.
"¡Tienes razón!", exclamó Pancho. "Todos somos buenos en algo diferente". Desde ese día en adelante, Tito trepaba árboles aún mejor, Luna cazaba ratones más rápido y Pancho saltaba más alto.
Y todos ellos sabían apreciar las habilidades únicas que tenían. La moraleja de esta historia es simple: nunca te compares con los demás porque todos tenemos talentos diferentes. En vez de eso debes enfocarte en desarrollar tus propias habilidades para ser el mejor posible en lo tuyo.
FIN.