Maximus y el Zorro Astuto
Había una vez, en una granja llena de vida, un perro labrador llamado Maximus. Era un perro fuerte y cariñoso que se encargaba de cuidar a todos los animales que vivían ahí. Desde patitos hasta ovejas, Maximus se aseguraba de que todos estuvieran felices y a salvo.
Un día, mientras Maximus estaba echado bajo su árbol favorito, apareció un zorro astuto llamado Zorrito. Con su pelaje naranja brillante y su cola esponjosa, Zorrito se veía simpático y amigable.
"Hola, Maximus!" - dijo Zorrito con una voz suave. "He oído tanto de ti. He venido para ser tu amigo."
Maximus, siempre listo para hacer nuevos amigos, ladró emocionado:
"¡Hola, Zorrito! Me encantaría tener un amigo con quien jugar. ¿Qué te gustaría hacer?"
Zorrito sonrió y sugirió:
"Podríamos explorar el bosque juntos. Te prometo que será muy divertido."
Maximus, que siempre había querido conocer el bosque, aceptó encantado.
Al día siguiente, los dos amigos se adentraron en el bosque. Corrieron, saltaron y jugaron todo el día. Sin embargo, lo que Maximus no sabía era que Zorrito tenía un plan secreto. Mientras Maximus se divertía, Zorrito miraba hacia la granja, donde había una gallinita muy especial llamada Rosalía.
Rosalía era una gallinita rabona, llena de plumas suaves y un pío muy particular. Zorrito pensó:
"Esa gallinita será un delicioso almuerzo. ¿Qué tal si mi nuevo amigo no se da cuenta?"
Cuando Maximus y Zorrito regresaron a la granja, Zorrito se acercó a la gallinita y con un rápido movimiento, la atrapó. Justo en ese momento, Maximus salió de detrás de un arbusto y vio lo que había sucedido.
"¡Zorrito! ¿Qué estás haciendo?" - ladró Maximus, confundido y enojado.
Zorrito trató de sonreír, pero estaba claro que lo había atrapado en una mentira.
"Oh, Maximus, solo estoy... jugando con ella. Es una broma amistosa, ¿verdad?"
Maximus, aunque dolido, decidió actuar. Sabía que no podía dejar que Zorrito escapara con Rosalía.
"¡Eso no es una broma! ¡Suéltala ahora!" - rugió Maximus, mostrando su firmeza.
Zorrito, asustado y sin poder escapar, intentó correr hacia el río cercano. Pero Maximus estaba decidido. Corrió tras él y, utilizando toda su fuerza, empujó al zorro hacia la corriente del río.
"¡Esto es lo que pasa cuando uno intenta engañar a sus amigos!" - ladró Maximus, mientras Zorrito caía al agua y nadaba rápidamente hacia la orilla, empapado y confundido.
Maximus se acercó a Rosalía, quien temblaba pero estaba a salvo.
"Rosalía, estás bien. No dejes que nadie te engañe de nuevo. Somos amigos y siempre debemos protegernos."
Rosalía lo miró con gratitud.
"¡Gracias, Maximus! Eres el mejor amigo que uno puede tener."
Mientras Zorrito temía volver, se dio cuenta de que había cometido un gran error.
Días después, Zorrito regresó a la granja, esta vez con una actitud diferente. Se acercó a Maximus, quien lo miró con desconfianza, pero Zorrito rápidamente dijo:
"Maximus, estoy aquí para disculparme. Me doy cuenta de que no debí intentar robarte a Rosalía. Me gustaría ser tu amigo de verdad, sin engaños."
Maximus, recordando lo que había pasado, decidió darle otra oportunidad.
"Está bien, Zorrito. Pero debes prometerme que serás honesto y te comportarás. La amistad no se construye sobre mentiras."
Zorrito asintió enérgicamente:
"Lo prometo, Maximus. ¡Quiero ser un buen amigo!"
Desde ese día, Zorrito fue un buen amigo para Maximus y nunca más intentó engañarlo. Ellos exploraron juntos, cuidaron a los animales de la granja y aprendieron la importancia de la honestidad y la amistad verdadera.
Y así, en aquella granja, Maximus y Zorrito demostraron que hasta los más astutos pueden cambiar y que la verdadera amistad siempre debe estar basada en la confianza y el respeto.
FIN.