Megan y el misterioso accidente



Era un día soleado en el Colorido Colegio de la Alegría, donde todos los niños y niñas aprendían y jugaban felices. Megan, la encargada de proveeduría, era conocida por su gran sonrisa y por siempre llevar deliciosas meriendas a los estudiantes. Un día, mientras organizaba las provisiones, ocurrió algo inesperado.

Megan, al alcanzar una caja muy alta de frutas, perdió el equilibrio y se cayó.

- ¡Ay! -gritó mientras caía-.

Fue un pequeño accidente, pero el ruido atrajo la atención de sus compañeros.

Poco después, la maestra Ana llegó corriendo.

- ¿Megan, estás bien? -preguntó preocupada-.

- Creo que me torcí el tobillo -respondió Megan, con rostro de dolor pero también con una sonrisa-.

La maestra Ana, enseguida, organizó todo para que Megan recibiera atención médica. Llamó a Pablo, el conserje, quien rápidamente la llevó en su carrito de limpieza hasta el departamento de salud ocupacional del colegio.

Una vez allí, conocieron a la doctora Clara. Ella era una médica amable y siempre tenía un libro de cuentos en su mochila para entretener a los niños que pasaban por allí.

- Hola, Megan -dijo la doctora Clara mientras la revisaba-. Te veo un poco adolorida, pero no te preocupes, te ayudaré. ¿Te gustaría que te contara un cuento mientras te atiendo?

- ¡Sí, me encantaría! -respondió Megan con entusiasmo.

La doctora Clara comenzó a contar la historia de un pequeño loro que quería volar tan alto como las nubes. Mientras narraba, empezó a curar el tobillo de Megan.

- El loro tenía un sueño y no se rindió a pesar de las caídas -continuó la doctora-. Eso es lo que debemos hacer, aunque tengamos un pequeño tropiezo.

Megan escuchaba atentamente, sintiéndose inspirada. Una vez que la doctora terminó, le dijo:

- Gracias, doctora Clara. Prometo que, aunque me caiga, siempre volveré a levantarme.

- Eso es lo más importante, Megan. Recuerda que siempre puedes contar con tus amigos -respondió la doctora, sonriendo.

Cuando Megan salió del consultorio, sus amigos la estaban esperando con un cartel que decía: "¡Megan es una heroína!".

- ¡Bienvenida de nuevo a la aventura! -gritó Lucas, uno de sus compañeros. -Hoy vamos a recopilar historias de cómo cada uno se ha levantado después de caídas. ¿Qué te parece?

- ¡Eso suena genial! -dijo Megan, emocionada. -Puedo contarles sobre el loro que soñaba con volar.

Los niños se sentaron en círculo y comenzaron a compartir sus propias historias de superación.

- Yo me caí de la bicicleta una vez, pero aprendí a andar de nuevo -dijo Sofía.

- Yo tropecé en un partido de fútbol y me lastimé la rodilla, pero seguí jugando y eso me hizo mejor -agregó Franco.

Al final del día, Megan se dio cuenta de que, aunque había tenido un accidente, había aprendido una gran lección.

- Todos tenemos caídas pasajeras, pero lo que importa es levantarse con el apoyo de nuestros amigos -concluyó.

Desde ese día, Megan se convirtió en un gran ejemplo para sus compañeros. En el Colorido Colegio de la Alegría, todos aprendieron que los accidentes pueden suceder, pero con corazón y valentía, siempre pueden volver a levantarse y seguir adelante, como el pequeño loro que quería volar por las nubes. Y juntos, hicieron del colegio un lugar aún más especial, lleno de historias y risas.

Y así, en el Colorido Colegio de la Alegría, la amistad y el apoyo mutuo brillarían mucho más que cualquier caída.

FIN.

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