Mei y el Dragón de Jade
Era un hermoso día soleado cuando Mei, una niña curiosa de ojos brillantes y cabello largo, llegó a la Gran Muralla China con sus abuelos. Desde lo alto de la muralla, podía ver campos verdes y pueblos lejanos. "¡Mirá, abuelos! Es enorme!"- exclamó Mei, asombrada.
Mientras caminaban, se sentía emocionada al explorar cada rincón de esa maravilla histórica. De repente, notó un destello en una pequeña grieta de la muralla. "¿Qué es eso?"- preguntó, inclinándose hacia la grieta. El sol iluminó un pequeño dragón de jade, que la miraba con ojos chispeantes.
"¡Hola, Mei!"- dijo el dragón con una voz suave. "Soy Long, el guardián de la muralla"-.
"¿Un dragón? ¡Imposible!"- exclamó Mei, asombrada. "¿Cómo hablás?"-
"La magia de la muralla me otorga vida y me permite hablar con aquellos que tienen un corazón curioso y amable. ¿Quieres saber la verdadera magia de la Gran Muralla?"- preguntó Long.
Mei asintió con entusiasmo. "¡Sí, por favor!"-
Long comenzó a narrar la historia de la muralla, que no solo era un gigante de piedra, sino un símbolo de unión. "Fue construida por muchas personas, cada una aportando su esfuerzo y amor. Trabajaron juntos, día y noche, para protegerse y forjar un camino hacia un futuro común"-.
"¿Cómo hicieron para construir algo tan grande?"- preguntó Mei, con los ojos abiertos de par en par. "Con trabajo en equipo y esfuerzo. Desde los más fuertes a los más pequeños, todos tuvieron un papel importante. ¡Incluso hasta los niños ayudaban!"-
"¿En serio?"- dijo Mei, pensando en sus propios abuelos. "¿Ellos también ayudaron?"-
"Por supuesto,"- asintió Long. "Cada historia, cada ladrillo representa un esfuerzo compartido. No solo protege nuestra tierra, sino que también une nuestros corazones"-.
De repente, un fuerte viento comenzó a soplar, y Mei se asustó. "¡Long! ¿Qué sucede?"-
"No te asustes. A veces, las sombras del pasado vuelven a recordarnos lo importante que es estar juntos"- dijo Long, mientras varias nubes oscuras empezaban a cubrir el cielo. Mei, sorprendida, observó cómo los bultos de nubes comenzaron a tomar formas. "¿Son sombras?"-
"Son recuerdos,"- respondió Long. "Las historias de aquellos que lucharon por la paz y la unidad"-.
A medida que las sombras se acercaban, Mei vio figuras de personas de diferentes épocas trabajando y riendo. "¡Mirá! Están construyendo la muralla juntos!"- gritó emocionada. "Sí, Mei. Cada ladrillo coloca una historia. Nunca olvides que la verdadera magia no está únicamente en lo que se ve, sino también en lo que se siente y se comparte"-.
El viento arremetía, pero el amor y la unidad comenzaron a brillar en el cielo. La lluvia empezó a caer, pero en lugar de mojarla, las gotas eran como pequeñas luces brillantes que caían del cielo. "Es una lluvia mágica, Mei. Cada gota es un deseo de aquellos que trabajan en unidad"-.
La lluvia se transformó en un hermoso arcoíris. "¡Qué hermoso!"- exclamó Mei, sintiendo una gran alegría en su corazón. "Así es, este arcoíris representa la unión de todos los pueblos y culturas"-.
Al final, Mei miró al dragón. "Gracias, Long. Nunca olvidaré lo que me enseñaste"-.
"No olvides, Mei, la verdadera magia está en la unidad y en seguir luchando por un futuro mejor. Siempre que elijas ser parte de algo más grande, estarás contribuyendo a la historia de nuestra tierra"-.
Cuando el sol volvió a brillar, Long se despidió con una sonrisa. "Siempre estaré aquí, así como la muralla. Te veré cuando necesites recordar la magia de la unidad"-.
Con el corazón lleno de aventuras y aprendizajes, Mei regresó con sus abuelos, lista para contarles la nueva historia que había descubierto. La Gran Muralla no era solo una construcción, sino un símbolo de amor, esperanza y unión.
Desde ese día, cada vez que Mei veía la muralla, recordaba no solo su belleza, sino también el importante mensaje de Long, el dragón de jade, el guardián de una historia que nunca debía ser olvidada.
FIN.