Melodías Canarias en la Escuela de Música



Era un soleado lunes por la mañana en la Escuela de Música de Villa Esperanza. Los niños estaban ansiosos por comenzar una nueva clase, donde hoy aprenderían sobre la música folclórica de las Islas Canarias. La maestra, la Sra. Ana, entra con una gran sonrisa y una guitarra en la mano.

"¡Buenos días, chicos!" - dice con entusiasmo. "Hoy vamos a sumergirnos en las melodías de un lugar lejano: ¡Canarias!"

Los niños murmuran entre sí. Algunos no conocen para nada sobre esas islas.

"¿Canarias? ¿Qué tiene de especial?" - pregunta Tomás con curiosidad.

"¡Ay, Tomás! Canarias tiene una rica tradición musical. Sus canciones son alegres y cuentan historias de la vida diaria, la agricultura, el mar y la amistad" - responde la Sra. Ana mientras se acomoda en su silla. "Hoy, además de escuchar sus melodías, vamos a aprender a tocar un poco de su música. ¿Les parece?"

Los chicos se miran emocionados y asienten con energía. La Sra. Ana conecta su guitarra y comienza a tocar una canción tradicional canaria, la 'Isa'. Todos los niños comienzan a mover los pies y a aplaudir al compás.

"¡Eso es! ¡Con el ritmo!" - anima la maestra. "¡Sientan la música en su corazón!"

De repente, la puerta se abre de golpe y entra un nuevo chico, Joaquín, luciendo un sombrero de paja y una camiseta colorida.

"¡Hola! Disculpen el retraso, no quería perderme la clase" - dice Joaquín con su acento canario.

Todos los ojos se posan sobre él, un poco sorprendidos.

"¿Tú eres de Canarias?" - pregunta Sofía, intrigada.

"Sí, vine aquí hace poco. ¡La música folclórica es parte de mi vida!" - responde Joaquín con entusiasmo. "¿Puedo participar?"

La Sra. Ana sonríe y dice:

"¡Por supuesto! Joaquín, tú podrías enseñarnos un poco más sobre la música auténtica de tu tierra. ¿Te gustaría?"

Joaquín se siente feliz y afirma. Comienza a mostrarles algunos pasos de baile canario, mientras les cuenta sobre las tradiciones de sus antepasados.

"¡Miren! Esta es la 'Isa' y se baila en fiestas. Los bailarines se mueven en círculos y siempre con alegría" - explica Joaquín mientras les muestra los pasos.

Los niños lo imitan riendo y sintiendo la energía de la música. Todo es una fiesta, hasta que Sofía tropieza y cae al suelo.

"¡Ay, Sofía! Estás bien, ¿no?" - pregunta Tomás preocupado.

Sofía se levanta rápidamente, un poco sonrojada.

"¡Sí, claro! Solo fue un pequeño tropiezo. ¡Sigamos!" - dice riendo.

La clase continúa, y Joaquín empieza a contar historias sobre los instrumentos típicos de su tierra, como el timple y la laúd.

"El timple es como una guitarra, pero más pequeño. Se toca con los dedos y suena hermoso" - explica mientras saca su timple de la mochila.

"¿Te gustaría tocarlo?" - le pregunta la Sra. Ana.

"¡Claro! Les voy a mostrar cómo suena" - dice Joaquín mientras todos lo miran expectantes.

La melodía suave y envolvente llena el aula. Todos quedan maravillados, pero de repente, el resto de los niños comienzan a tener dudas.

"Pero Joaquín, no creo que yo pueda tocar algo tan bonito" - dice Lucas, algo desanimado.

"¡No digas eso! Todos pueden aprender, solo hay que intentarlo una y otra vez. La música es para todos, no importa cómo suene al principio" - responde Joaquín con confianza.

Motivados por sus palabras, cada niño agarra un instrumento, incluso la guitarra de la Sra. Ana, e intentan tocar juntos. Al principio suena desastroso, pero poco a poco logran coordinarse y crear una melodía entretenida. Todos ríen y se animan unos a otros.

"¡Eso es! Ahora somos parte de la fiesta canaria" - anima la Sra. Ana.

Al final de la clase, todos sienten que han aprendido algo nuevo y divertido.

"¿Pueden creer que la música puede unirnos, incluso a países tan lejanos?" - dice Joaquín con una gran sonrisa.

"¡Sí! ¡Hoy no solo aprendimos sobre la música canaria, sino también sobre la amistad!" - agrega Sofía emocionada.

La Sra. Ana mira a sus alumnos con orgullo.

"Estoy muy feliz de haber compartido esta experiencia con ustedes. Recuerden que la música tiene el poder de conectar culturas, historias y corazones.¡Lleven un pedacito de Canarias en sus corazones!"

Y así, en la Escuela de Música de Villa Esperanza, se sembró una semilla de unión a través de melodías y risas, inspirando a todos a seguir explorando nuevas culturas y a nunca dejar de aprender a través de la música.

FIN.

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