Melodías de amistad en el bosque encantado


Había una vez en un pequeño pueblo de la montaña, una niña llamada Meredith. Tenía el pelo largo y negro, y siempre llevaba puestas unas lentes rosas que le daban un aire misterioso y encantador.

A Meredith le encantaba usar pinsas de colores para sostener su cabello, creando peinados únicos y creativos. Meredith vivía con sus abuelos cerca de un río cristalino y rodeada de árboles frondosos.

Todos los días salía a explorar el bosque, donde se encontraba con sus amigos animales: el zorro travieso, el búho sabio y la ardilla juguetona. Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó una melodía dulce y cautivadora.

Siguiendo el sonido, llegó a un claro donde vio a Inti, un niño de ojos brillantes que tocaba la guitarra bajo la sombra de un árbol. Desde ese momento, Meredith quedó prendada de Inti y su música. - ¡Hola! Soy Meredith -saludó tímidamente la niña. - ¡Hola! Soy Inti.

¿Te gusta mi música? -respondió él con una sonrisa cálida. Desde ese día, Meredith visitaba el claro del bosque todos los días para escuchar a Inti tocar la guitarra.

Juntos cantaban canciones sobre la naturaleza y la amistad, compartiendo momentos llenos de alegría y armonía. Pero un día todo cambió cuando llegó al pueblo una feria ambulante llena de luces brillantes y atracciones emocionantes.

Inti decidió unirse al circo que había llegado al pueblo para mostrar su talento musical al mundo entero. Meredith se sintió triste al ver partir a su amigo hacia nuevos horizontes, pero sabía que tenía que dejarlo cumplir sus sueños. Decidió entonces dedicarse a practicar más en su instrumento favorito: el violín.

Con esfuerzo y dedicación, Meredith mejoró cada día en su habilidad con el violín hasta convertirse en una verdadera virtuosa.

Un año después, se anunció otra feria en el pueblo y esta vez era ella quien subiría al escenario para mostrarle al mundo su talento musical. El día del evento llegó y Meredith estaba nerviosa pero emocionada por compartir su música con todos.

Cuando subió al escenario con su violín en mano, vio entre el público a Inti mirándola orgulloso. Al terminar su actuación, recibió una ovación de pie por parte del público emocionado por su talento.

En ese momento comprendió que aunque los caminos puedan separarnos de nuestros seres queridos, siempre habrá algo que nos une: la pasión por lo que amamos hacer.

Después del espectáculo, Inti se acercó a Meredith con una sonrisa radiante en el rostro:- ¡Eres increíble! Estoy muy orgulloso de ti -dijo Inti abrazando a su amiga- Ahora podemos compartir juntos nuestra pasión por la música no importa dónde estemos. Y así fue como Meredith descubrió que aunque las despedidas duelen, siempre hay nuevas oportunidades para crecer y seguir adelante junto a aquellos que amamos.

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