Melodías de Amistad en San Telmo



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un perro callejero llamado Callejero Fino. Era un perrito muy simpático y amigable que siempre se encontraba por las calles del barrio de San Telmo.

A pesar de no tener dueño, siempre era bien recibido por los vecinos que le daban comida y cariño. Un día, mientras paseaba por la avenida Independencia, Callejero Fino vio un auto abandonado en la calle.

Se acercó curioso para verlo mejor y notó que dentro del auto había un estéreo con música. Sin pensarlo dos veces, empezó a mover su colita al ritmo de la canción que sonaba.

De repente, el dueño del auto apareció corriendo hacia él: "¡Ey! ¡Fuera de aquí! ¡No toques mi auto!", gritó el hombre molesto. Callejero Fino se asustó y salió corriendo hasta llegar a una plaza cercana donde estaba Valentin, un niño pequeño que solía jugar ahí todos los días.

El perro se acurrucó junto al niño temblando todavía después del susto. Valentin notó lo triste que estaba su amigo animal y decidió hacer algo para animarlo. Entonces sacó su flauta dulce y comenzó a tocarla con mucha alegría.

Callejero fino escuchaba atentamente cada nota musical mientras movía su cola emocionado. "Te gusta mi música?"- preguntó Valentin sonriente. "Sí" - respondió Callejero Fino. "Entonces vamos a seguir tocando juntos"- dijo Valentin con una gran sonrisa.

Así fue como comenzó una amistad especial entre Valentin y Callejero Fino. Cada día se encontraban en la plaza para tocar música juntos y disfrutar de la compañía del otro.

Y cada vez que el perro escuchaba un auto con música, movía su cola feliz recordando aquella tarde en la que conoció a su amigo pequeño. Pero un día, Valentin no apareció por la plaza. Callejero Fino buscó por todas partes pero no lo encontró.

Estaba triste y preocupado hasta que finalmente vio al niño caminando hacia él junto a sus padres. "Lo siento amigo" - dijo Valentin apenado "Hoy tuve una actividad escolar muy importante".

"No te preocupes, amigo" - respondió el perro lamiendo su mano"Ya estoy aquí contigo". Y así fue como aprendieron juntos sobre la importancia de ser amigos verdaderos y estar ahí el uno para el otro sin importar las circunstancias.

Y aunque muchas veces los autos pasaran por la calle con música alta, siempre seguirían tocando juntos en esa plaza mientras compartían risas y alegrías sin fin.

FIN.

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