Melodías en Armonía


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Benito. Benito era un niño muy soñador y tenía un amor platónico por la música.

Pasaba sus días escuchando canciones y soñando con convertirse en el mejor músico del mundo. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, escuchó una melodía muy hermosa que provenía de un lugar cercano. Siguió el sonido hasta llegar a una tienda de instrumentos musicales.

Allí vio a una niña tocando el piano como si fuera la cosa más fácil del mundo. La niña se llamaba Lucía y era una prodigio musical. Tenía solo 10 años pero ya había ganado varios premios por su talento excepcional.

Desde ese momento, Benito quedó completamente enamorado de Lucía y su música. Desde entonces, todos los días Benito iba a la tienda para ver tocar a Lucía.

Soñaba con algún día poder hablarle y tal vez incluso tocar junto a ella. Un día, mientras observaba desde afuera de la tienda, notó que Lucía parecía triste. Se acercó tímidamente y le preguntó qué le pasaba. "Estoy cansada de tocar siempre sola", respondió Lucía con tristeza.

"Me gustaría tener alguien con quien compartir mi pasión por la música". Benito no pudo evitar emocionarse al escuchar eso. "¡Yo puedo ser esa persona!" exclamó entusiasmado. "Siempre he soñado con aprender a tocar algún instrumento".

Lucia lo miró sorprendida pero luego sonrió. "Eso sería maravilloso. ¿Qué instrumento te gustaría aprender a tocar?"Benito pensó por un momento y luego respondió con seguridad. "Quiero aprender a tocar la guitarra, siempre me ha encantado su sonido". Lucía asintió con entusiasmo.

"¡Perfecto! Yo puedo enseñarte a tocar la guitarra, así podríamos hacer música juntos". A partir de ese día, Benito comenzó sus lecciones de guitarra con Lucía. Pasaban horas practicando juntos y cada vez se volvían mejores músicos.

Un día, el director de una prestigiosa escuela de música visitó Villa Esperanza en busca de nuevos talentos. Escuchó hablar del dúo musical formado por Benito y Lucía y decidió ir a verlos tocar.

El día del concierto llegó y Benito y Lucía estaban nerviosos pero emocionados. Subieron al escenario y comenzaron a tocar su melodía más hermosa hasta ahora. Al terminar su presentación, el público rompió en aplausos.

El director estaba impresionado por el talento de los niños y les ofreció una beca para estudiar en su escuela. Benito y Lucía no podían creerlo, sus sueños se estaban haciendo realidad gracias al amor platónico que tenían por la música.

Así fue como estos dos niños soñadores se convirtieron en grandes músicos reconocidos mundialmente. Siempre recordaron aquel amor platónico que los unió y siguieron compartiendo su pasión por la música con el mundo entero.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero la inspiración que nos dejó nunca se apagará.

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