Melodías en el aire



Eduardo y Rolo eran dos amigos inseparables que amaban la música. Siempre estaban cantando juntos y tocando sus guitarras en cualquier lugar donde se encontraran.

Un día, decidieron que querían compartir su amor por la música con el mundo entero, así que se inscribieron para tener un programa de radio. Finalmente, llegó el gran día del lanzamiento del programa. Eduardo y Rolo estaban emocionados y nerviosos al mismo tiempo mientras entraban al estudio de radio.

La sala estaba llena de equipo técnico, micrófonos y pantallas gigantes. Era un ambiente completamente nuevo para ellos. "¿Estás listo, Rolo?" preguntó Eduardo. "¡Sí! ¡Vamos a darlo todo!" respondió Rolo con una sonrisa en su rostro.

Con los nervios a flor de piel, comenzaron el programa hablando sobre lo emocionados que estaban de estar allí esa noche. Luego empezaron a tocar algunas canciones populares mientras compartían historias divertidas sobre ellas.

Pero justo cuando estaban disfrutando del éxito del programa, algo extraño sucedió: las luces comenzaron a parpadear y luego se apagaron por completo. "¡Oh no! ¿Qué está pasando?" gritó Eduardo mientras buscaba desesperadamente un interruptor para encender las luces nuevamente.

Rolo sacó su teléfono celular e iluminó la sala con la linterna incorporada. Fue entonces cuando descubrieron que alguien había cortado los cables eléctricos detrás de uno de los paneles técnicos del estudio.

Eduardo estaba frustrado pero Rolo trató de mantener una actitud positiva:"No te preocupes, Eduardo. Tenemos que encontrar una solución para esto". "¿Pero cómo vamos a seguir con el programa si no podemos tocar música?" preguntó Eduardo.

Fue entonces cuando Rolo tuvo una idea brillante:"¡Podemos cantar nuestras propias canciones! ¡Tenemos nuestras guitarras aquí mismo!"Aunque estaba un poco nervioso, Eduardo aceptó la propuesta de su amigo y juntos comenzaron a tocar sus propias canciones.

No eran tan populares como las que habían tocado antes, pero eran igualmente hermosas y llenas de sentimiento. El público se emocionó al escucharlos y comenzaron a llamar al estudio para felicitarlos por su actuación improvisada.

Al final del programa, Eduardo y Rolo estaban más seguros que nunca de que querían seguir compartiendo su amor por la música con el mundo entero. "¡Eso fue increíble!" exclamó Eduardo mientras abrazaba a Rolo. "Sí lo fue", respondió Rolo con una gran sonrisa en su rostro.

"Juntos podemos hacer cualquier cosa". Desde ese día en adelante, Eduardo y Rolo siguieron trabajando duro para mejorar cada vez más en la radio.

Aprendieron que aunque pueden surgir problemas inesperados en el camino hacia tus sueños, siempre hay una solución creativa esperando ser encontrada. Y sobre todo aprendieron que nada es imposible si tienes un buen amigo a tu lado.

FIN.

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