Melodías en el Aula de Clase
Había una vez en un tranquilo barrio de Buenos Aires, una niña ucraniana llamada Katya que vivía al lado de la casa de su maestra, la señorita Laura.
Todos los días, Katya y la señorita Laura iban juntas al colegio en el autobús, compartiendo risas y anécdotas en el camino. Pero algo preocupaba a la señorita Laura: en la clase de música, Katya siempre estaba jugando en vez de prestar atención y aprender.
La niña parecía distraída por las melodías que resonaban en su cabeza y no lograba concentrarse en las lecciones. Un día, después de clases, mientras caminaban de regreso a casa, la señorita Laura decidió hablar con Katya sobre su comportamiento en la clase de música.
"-Katya, sé que te gusta mucho jugar y divertirte, pero es importante que también prestes atención en clase para poder aprender cosas nuevas", le dijo la señorita Laura con cariño. Katya bajó la mirada avergonzada. "-Lo siento, maestra Laura.
Es que me cuesta concentrarme cuando escucho música. Me emociono tanto que no puedo evitar jugar. "La señorita Laura comprendió el amor de Katya por la música y tuvo una idea brillante.
"-¿Qué te parece si utilizamos esa pasión tuya por la música para ayudarte a concentrarte? Podemos hacer juegos musicales juntas donde aprendas mientras te diviertes. "Los ojos de Katya se iluminaron ante la propuesta de su maestra.
Juntas empezaron a crear juegos musicales donde debía identificar notas o ritmos mientras disfrutaban del sonido de diferentes instrumentos. Con el tiempo, Katya comenzó a mejorar su capacidad para concentrarse en clase gracias a los divertidos juegos musicales con la señorita Laura.
La niña descubrió que podía combinar sus dos pasiones -la música y jugar- para aprender de una manera más efectiva. Desde ese día, Katya se convirtió en una alumna ejemplar no solo en música sino también en todas las materias.
La creatividad y paciencia de su maestra habían logrado despertar el interés y potencial oculto dentro de ella.
Y así, entre risas y melodías, Katya siguió creciendo felizmente mientras aprendía a encontrar equilibrio entre sus juegos y responsabilidades escolares gracias al apoyo incondicional de su querida maestra Laura.
FIN.