Melodías Encantadas



Había una vez en un bosque encantado, un padre muy especial llamado Dridul. Dridul era mitad garza y mitad lagartija, lo que lo hacía único entre todas las criaturas del bosque.

Pero lo más sorprendente de Dridul es que solo se transformaba cuando tenía gases en su interior. Cada vez que Dridul se transformaba, un sonido angelical salía de su cuerpo, llenando el aire con una melodía mágica y hermosa.

Su hija Nahia quedaba anonadada cada vez que escuchaba aquella música celestial. Un día, mientras Nahia jugaba cerca del río, escuchó el sonido característico de los gases de su padre. Se acercó corriendo y vio a Dridul transformándose lentamente en su forma mágica.

Los ojos de Nahia brillaban de emoción al escuchar la melodía que emanaba del cuerpo de su padre. "¡Papá, qué lindo sonido haces cuando te transformas!", exclamó Nahia emocionada.

Dridul miró a su hija con cariño y le explicó: "Nahia, este don que tengo es algo especial. Solo puedo hacerlo cuando siento esa sensación en mi interior". Nahia asintió con curiosidad y preguntó: "¿Puedo intentarlo yo también?".

Dridul sonrió y le dijo: "Quizás algún día descubras tu propio don, querida". Los días pasaron y Nahia seguía observando a su padre cada vez que se transformaba. La música angelical llenaba su corazón de alegría y paz.

Un día, mientras jugaban juntos en el claro del bosque, ocurrió algo inesperado. De repente, Nahia sintió una extraña sensación en su vientre. Unos pequeños gases empezaron a formarse en su interior y sin darse cuenta, comenzó a elevarse lentamente por los aires.

¡Nahia estaba volando!"¡Papá! ¡Mira, estoy volando!", gritó Nahia emocionada mientras planeaba sobre los árboles. Dridul la miraba orgulloso desde abajo y exclamó: "¡Eres increíblemente talentosa! Has descubierto tu propio don". Desde ese día, Nahia practicó sus vuelos todos los días junto a su padre.

Juntos exploraban el bosque desde las alturas y disfrutaban de la libertad que les brindaba el vuelo. Con el tiempo, Nahia se convirtió en la mejor voladora del bosque gracias a sus habilidades únicas.

Y así demostró que todos tenemos un don especial dentro de nosotros; solo hace falta descubrirlo y cultivarlo con amor y dedicación.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda siempre buscar tu propio don especial como lo hizo Nahia en este mágico bosque encantado.

FIN.

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