Memby en la Gran Ciudad



Memby era un adolescente indígena Guaraní que había decidido dejar su hogar en la selva para ir a la gran ciudad. Desde pequeño, siempre soñó con aprender sobre el mundo que lo rodeaba, y ahora tenía la oportunidad de estudiar en una escuela secundaria de la ciudad.

Cuando llegó, todo le resultaba extraño y abrumador. Las calles estaban llenas de coches ruidosos, los edificios eran altísimos y la gente corría de un lado a otro. Pero lo que más le costaba era el idioma. En su comunidad, hablaba Guaraní, y ahora estaba rodeado de gente que hablaba español. Sin embargo, su voluntad de avanzar era más fuerte que su miedo.

En su primer día de clases, Memby se presentó ante sus compañeros.

"Hola, soy Memby y vengo de la selva. Estoy aquí para aprender y hacer amigos".

Todos lo miraron, algunos con curiosidad, otros se reían, pero uno de sus compañeros, Julia, se acercó y le sonrió.

"No te preocupes, Memby. Estoy segura de que te ayudará la profesora. A todos nos cuesta al principio. ¿Te gustaría que te enseñara algunas palabras en español?"

Memby sonrió, disfrutando de la amabilidad de Julia.

"¡Sí, me encantaría!"

Así, Julia comenzó a ayudarlo. Pronto, Memby estaba aprendiendo palabras y frases, y su confianza iba creciendo.

Sin embargo, no todo era tan fácil. Los demás compañeros a veces lo ignoraban o hacían comentarios poco amables sobre su forma de hablar. Un día, en el recreo, un grupo de chicos comenzó a burlarse de Memby.

"¿Por qué hablás así, parece que comés chuño al mismo tiempo que hablás?"

Memby se sintió triste, pero recordó el valor de su cultura y todo lo que había dejado atrás. Decidió que no se dejaría afectar por las palabras hirientes.

"Aunque mis palabras suenen diferentes, mis sueños son los mismos que los suyos. Quiero estudiar y aprender, igual que ustedes".

Algunos chicos se sorprendieron, pero otros siguieron riéndose. Sin embargo, a la semana siguiente, algo cambió. Un proyecto grupal había sido asignado, y todos debían presentar una exposición sobre un tema de su interés.

Memby decidió presentar sobre la cultura Guaraní, sus tradiciones y su lengua. Se preparó muy bien, y cuando fue su turno, habló con pasión.

"La selva es nuestra casa. En mi cultura, somos parte de la naturaleza. Aprendemos a cuidar lo que nos rodea".

Los compañeros comenzaron a interesarse por lo que decía. Después de su presentación, muchos lo aplaudieron.

"Nunca imaginé que la cultura Guaraní fuera tan rica y hermosa", dijo un chico llamado Martín.

"Sí, creo que todos deberíamos aprender más sobre diferentes culturas" agregó Julia, sonriendo a Memby.

A partir de ese día, la actitud hacia Memby cambió. Comenzaron a invitarlo a juntadas, y él también estaba más abierto a socializar. Era un crisol de culturas en su aula, donde todos aprendieron a compartir y valorar las diferencias.

Con el tiempo, Memby se convirtió en un líder entre sus compañeros, organizando actividades donde todos podían compartir sus tradiciones. Un día, mientras preparaban una feria de culturas, Memby dijo:

"Vamos a invitar a todos a que participen. Cada uno puede compartir algo especial de su cultura. Así todos aprenderemos juntos".

Sus amigos se mostraron entusiasmados.

"¡Sí! ¡Hagámoslo!"

Juntos, prepararon una celebración que se volvía cada vez más grande. Compartieron comidas, bailes y costumbres de cada cultura. Fue una experiencia mágica.

Al final del año escolar, en la ceremonia de entrega de diplomas, la directora mencionó el impacto que tuvo Memby en su comunidad.

"Gracias a él, hemos aprendido que cada cultura aporta algo maravilloso y que juntos somos más fuertes".

Memby sólo sonrió, sintiéndose orgulloso de haber compartido su cultura y haber hecho amigos.

"Nunca pensé que viniera a la ciudad para aprender y también para enseñar".

La multitud aplaudió, y mientras tomaba su diploma, recordó su hogar y cómo cada parte de su viaje se había convertido en un bello relato de interculturalidad.

Memby aprendió que, a pesar de las diferencias, la voluntad de avanzar y aprender puede unir corazones y construir puentes entre mundos distintos. La ciudad ya no era tan grande ni tan extraña; había encontrado un lugar en ella, lleno de amigos y nuevas oportunidades.

Así, Memby siguió su camino, con la certeza de que siempre hay un lugar para quienes sueñan y trabajan por su futuro, sin importar de dónde vengan.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!