Mensajero de paz



Había una vez en un lejano pueblo de Argentina, un burro llamado Mensajero. Era un burrito muy especial, ya que tenía la habilidad de hablar y entender a los humanos.

Todos en el pueblo conocían a Mensajero y se maravillaban con sus palabras sabias. Un día, mientras paseaba por el campo, Mensajero tuvo un encuentro inesperado. Se encontró con Jesús de Nazaret, quien estaba descansando bajo un árbol.

Jesús era conocido por ser una persona llena de amor y sabiduría. Mensajero se acercó tímidamente a Jesús y le dijo: "¡Hola! Soy Mensajero, el burro que habla. ¿Puedo hacerte una pregunta?". Jesús sonrió amablemente y respondió: "Claro, adelante".

Mensajero miró alrededor y vio a varios niños jugando en el prado cercano al colegio. Le preocupaba que algunos de ellos no estuvieran viviendo en paz. Entonces preguntó: "Jesús, ¿qué opinas sobre la importancia de tener paz en el colegio?".

Jesús reflexionó por un momento y luego respondió: "La paz es algo muy valioso en nuestras vidas. Cuando hay paz en el colegio, todos los niños pueden aprender, crecer y disfrutar juntos".

Mensajero asintió con la cabeza y decidió llevar ese mensaje a los niños del colegio infantil del pueblo. Se dirigió corriendo hacia allí para difundir las palabras de Jesús. Cuando llegó al colegio infantil, todos los niños quedaron sorprendidos al ver a un burro hablando.

Mensajero les dijo: "¡Hola chicos! Soy Mensajero y he venido a hablarles sobre la importancia de la paz en el colegio". Los niños se sentaron en círculo, emocionados por escuchar al burrito sabio.

Mensajero continuó: "Cuando hay paz en el colegio, todos podemos jugar juntos sin pelear. Podemos aprender cosas nuevas y ayudarnos unos a otros". Un niño llamado Tomás levantó la mano y preguntó: "Pero, ¿cómo podemos tener paz si algunos niños no son amables con los demás?".

Mensajero sonrió y respondió: "La clave está en ser amable incluso cuando los demás no lo sean contigo. Siempre recuerda que las palabras pueden lastimar, así que es mejor elegir palabras amorosas y pacíficas".

Los ojos de los niños se iluminaron mientras asimilaban las palabras de Mensajero. Comenzaron a compartir ideas sobre cómo promover la paz en su colegio.

Pasaron los días y poco a poco, gracias a los esfuerzos de los niños inspirados por Mensajero, el colegio infantil se convirtió en un lugar lleno de paz. Los niños aprendieron a resolver sus diferencias dialogando y siendo amables entre ellos.

Mensajero siguió visitando el colegio regularmente para recordarles la importancia de mantener la paz viva dentro del corazón de cada uno. Y así, gracias al mensaje del burro sabio y a la voluntad de los niños, el colegio infantil se convirtió en un ejemplo para otros lugares cercanos. La paz reinaba entre ellos.

Desde aquel día, Mensajero fue conocido como el burrito de la paz. Y su historia se transmitió de generación en generación, recordando siempre que la paz es algo valioso y que todos podemos contribuir a mantenerla viva.

Y así, queridos niños, recuerden siempre ser amables y buscar la paz en sus corazones y en su colegio. Porque solo cuando hay paz, podemos crecer y disfrutar juntos.

"Gracias Mensajero por enseñarnos sobre la importancia de la paz", dijeron los niños emocionados. Mensajero sonrió y les dijo: "¡De nada! Recuerden que cada uno de ustedes puede hacer una diferencia". Y así, Mensajero siguió viajando por el mundo llevando mensajes de amor y paz a todos aquellos dispuestos a escuchar.

FIN.

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