Mercho and the Magical Lantern


Había una vez un pequeño ratón llamado Mercho que vivía en un hermoso jardín. Era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba entre las flores, vio algo brillante y misterioso escondido detrás de unos arbustos. Mercho se acercó con cautela y descubrió que era un objeto extraño y desconocido para él: ¡una linterna mágica! Sin pensarlo dos veces, tomó la linterna en sus pequeñas patitas y comenzó a frotarla vigorosamente.

De repente, salió de la linterna un genio amigable llamado Genito, quien le agradeció a Mercho por liberarlo después de tantos años encerrado. Genito decidió recompensar al valiente ratoncito con tres deseos.

"¡Oh, querido Mercho! Tienes tres deseos para pedirme lo que quieras", dijo Genito emocionado. Mercho estaba tan emocionado que no sabía qué desear primero. Pero pronto se le ocurrió algo maravilloso: quería ser el mejor escalador de árboles del jardín.

Genito movió su varita mágica y ¡puf! De repente, Mercho se transformó en el ratón más ágil y veloz del mundo. Subía los árboles sin ningún esfuerzo y saltaba entre las ramas como si volara. Todos los animales del jardín quedaron impresionados con sus habilidades.

Pero entonces, Mercho recordó algo importante: había olvidado hacer su segundo deseo antes de que Genito desapareciera para siempre. Mercho se apresuró a pensar en algo que realmente deseaba.

"¡Deseo ser el ratón más inteligente del mundo!" -exclamó Mercho con entusiasmo. Genito movió su varita mágica una vez más y ¡puf! Mercho comenzó a sentir cómo su mente se llenaba de conocimientos y sabiduría.

Ahora podía resolver cualquier problema matemático, entender los idiomas de todos los animales y hasta inventar cosas nuevas. Mercho estaba tan contento con sus dos primeros deseos cumplidos que decidió guardar su último deseo para cuando realmente lo necesitara.

Pero no pasó mucho tiempo antes de que surgiera un problema en el jardín: una terrible sequía había llegado y todas las plantas comenzaban a marchitarse. "¡Genito, necesito tu ayuda!" -llamó Mercho angustiado-. "Mi último deseo es que llueva en el jardín y todas las plantas vuelvan a crecer".

Genito sonrió comprensivamente y movió su varita mágica por última vez. De repente, nubes grises cubrieron el cielo y empezaron a caer gotitas de agua refrescante sobre la tierra sedienta.

El jardín volvió a cobrar vida, llenándose de colores vibrantes y aromas dulces gracias al deseo cumplido de Mercho. Desde ese día, todos los animales del jardín admiraban la valentía e inteligencia de Mercho.

Aprendieron que cada uno tiene habilidades especiales y siempre pueden hacer realidad sus sueños si trabajan duro para lograrlos. Y así, Mercho vivió felizmente en el jardín, recordando siempre la importancia de ser valiente, inteligente y ayudar a los demás en momentos de necesidad.

Y cada vez que veía la linterna mágica, sonreía con gratitud por las maravillosas aventuras que había vivido.

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