Merlín el Cocodrilo y la valentía de Sofía



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos, había una laguna misteriosa. Todos los habitantes hablaban de ella con miedo, especialmente de su guardián: Merlín, el cocodrilo. Decían que Merlín era gigante y que tenía los ojos más aterradores de todo el mundo. Nadie se atrevía a acercarse a la laguna por el temor que les provocaba la criatura que allí habitaba.

Pero había una niña, llamada Sofía, que era diferente. Sofía era curiosa y tenía un gran corazón. Un día decidió que era momento de descubrir la verdad sobre Merlín, así que se armó de valor y se dirigió a la laguna.

Mientras se acercaba, el sol brillaba en el agua y los pájaros cantaban. Sofía admiraba la belleza del paisaje, aunque su corazón latía rápidamente. Pasó algunas flores y olfateó su dulce aroma. Finalmente, llegó a la orilla de la laguna y, para su sorpresa, encontró a Merlín tomando el sol.

"Hola, Merlín" - dijo Sofía tímidamente, con una voz suave.

"¿Qué? ¿Quién se atreve a hablarme?" - dijo Merlín, abriendo lentamente los ojos y mirando a la niña con curiosidad.

"Soy Sofía. He venido a conocerte, no a hacerte daño. La gente dice cosas horribles sobre vos, pero siento que hay algo más en vos".

Merlín, sorprendido por la valentía y sinceridad de la niña, sonrió y se acomodó en el agua.

"¿De verdad creés que soy un monstruo?" - preguntó, inclinando su cabeza de costado.

"No lo sé, pero quiero conocer la verdad. Tal vez no seas como todos dicen" - respondió Sofía con confianza.

El cocodrilo quedó pensativo. Los rumores siempre habían pesado sobre él, y nunca había tenido la oportunidad de mostrar quién era realmente.

"Está bien, Sofía. Te mostraré quién soy."

Merlín se sumergió en el agua y al momento de salir, hizo un espectáculo con saltos y giros, como si estuviera bailando bajo el sol. El brillo del agua lo hacía ver impresionante, y Sofía no podía contener la risa.

"¡Eres increíble!" - exclamó Sofía, viendo cómo Merlín jugaba.

Después de un rato, Merlín se acercó a la orilla, cansado pero feliz.

"Sofía, hay algo que necesito que entiendas. Los cocodrilos, como yo, muy a menudo somos malinterpretados. Solo quiero vivir en paz, pero mi apariencia asusta a la gente".

"Eso no es justo, Merlín. La gente no debería juzgarte por cómo te ves. Deberían conocerte primero como yo lo hice".

Merlín sonrió con ternura.

"¿Y cómo podría hacer eso? ¿Cómo puedo mostrarles que soy bueno?"

"¡Podrías hacer una fiesta en la laguna! Invité a todos, y así podrán ver lo divertido y amable que sos" - sugirió Sofía, emocionada por la idea.

Merlín le encantó la idea de la fiesta y, juntos, comenzaron a planearlo. Sofía fue al pueblo e invitó a todos. Algunos dudaron, mientras que otros se reían. Pero Sofía no se dio por vencida, y al final, un grupo decidió acompañarla.

El día de la fiesta, todos llegaron a la laguna, aún un poco asustados. Sofía fue la primera en entrar al agua, seguida de Merlín que hizo un saludo divertido.

"¡Bienvenidos! Soy Merlín, el cocodrilo más amistoso del mundo" - dijo, con su mejor sonrisa.

La gente estaba asombrada.

"Vengan, ¡hay juegos y comida!" - gritó Sofía, animando a todos a unirse a la diversión.

Poco a poco, los miedos se disiparon. Los niños jugaban en la orilla, mientras que los adultos charlaban y reían con Merlín sobre la vida en la laguna. A medida que caía el sol, todos se dieron cuenta de que Merlín era exactamente lo contrario a lo que habían pensado.

Al final del día, todos se despidieron de Merlín con promesas de volver. Sofía sonrió, sabiendo que había ayudado a cambiar la percepción de su querido cocodrilo.

"Gracias, Sofía. Nunca imaginé que podría tener amigos como ustedes" - dijo Merlín, con una gran sonrisa.

"Y nunca imaginé que un cocodrilo podía ser tan genial como vos. Siempre estaré a tu lado, Merlín" - respondió la niña.

Desde ese día, el pueblo comprendió que no debían juzgar a los demás por su apariencia. Todos aprendieron que lo más importante era conocer a las personas (o a los cocodrilos) y entender sus corazones. Merlín se convirtió en el amigo de todos y la laguna fue un lugar lleno de risas, juegos y anécdotas.

Y así, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, el cocodrilo Merlín encontró un lugar en el corazón de todos, gracias a la valentía y bondad de una sola niña.

FIN.

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