Metamorfosis de amor


Había una vez una chica llamada Sofía, a la que le encantaban las mariposas. Desde pequeña, se pasaba horas observándolas en el jardín de su casa y coleccionando fotografías de ellas en un álbum especial.

Conforme fue creciendo, su amor por estos bellos insectos fue aumentando hasta convertirse en su gran pasión. Sofía siempre soñó con encontrar a alguien que compartiera su afición por las mariposas. Y un día, cuando entró a la universidad, conoció a Juan.

Él también amaba estos seres alados y pronto se convirtieron en amigos inseparables. "¡Mira esta foto que encontré! Es de una mariposa muy rara", exclamó emocionada Sofía mientras mostraba su celular a Juan.

"¡Es hermosa! Nunca había visto una así", respondió él admirado. Con el tiempo, Sofía comenzó a sentir algo más que amistad por Juan. Pero tenía miedo de confesarle sus sentimientos y arruinar su relación de amistad.

Sin embargo, después de cinco años de estar enamorada en secreto, decidió tomar valor y contarle lo que sentía. "Juan... tengo algo importante que decirte", comenzó ella nerviosa. "He estado enamorada de ti desde hace mucho tiempo".

Juan pareció sorprendido pero no del todo feliz con la noticia. Después de unos momentos incómodos dijo:"Lo siento mucho Sofi pero yo te considero solo como mi mejor amiga". El corazón de Sofía se rompió en mil pedazos al escuchar estas palabras.

No podía soportar la idea de perderlo para siempre. "No puedo soportarlo, Juan. No puedo seguir siendo solo tu amiga", dijo sollozando. Sofía se fue de la universidad y no volvió a hablar con Juan.

Se encerró en su habitación y lloró durante días sin salir de casa. Su afición por las mariposas perdió todo el encanto y ya no sentía la misma emoción al verlas.

Un día, mientras estaba en su balcón mirando hacia abajo, pensando en todas las cosas que habían pasado, algo llamó su atención: una pequeña oruga intentaba subir por un muro cercano. Sofía observó fascinada cómo la oruga se arrastraba lentamente hasta llegar a lo más alto del muro.

Allí comenzó a tejer un capullo con hilos brillantes que tejía desde su propia boca. "¡Qué increíble es la naturaleza!", exclamó Sofía emocionada al ver cómo el capullo iba tomando forma poco a poco.

Pasaron varios días hasta que finalmente el capullo se abrió y una hermosa mariposa salió volando hacia el cielo azul. Fue entonces cuando Sofía comprendió algo importante: así como aquella pequeña oruga había transformado su vida para convertirse en una bella mariposa, ella también podía hacer lo mismo.

Decidió dejar atrás sus tristezas y enfrentar sus temores para lograr ser feliz nuevamente. Así fue como Sofía decidió volver a estudiar lo que tanto le apasionaba: las mariposas.

Y gracias a eso pudo conocer gente nueva con quienes compartió esta pasión e incluso viajó por diferentes partes del mundo para estudiarlas más de cerca. Sofía aprendió que la vida está llena de cambios y que a veces, para poder transformarnos en algo mejor, debemos pasar por momentos difíciles.

Pero siempre hay una luz al final del camino si somos valientes y seguimos adelante. Y así, rodeada de mariposas y con su corazón lleno de esperanza, Sofía se dio cuenta de que había encontrado la felicidad que tanto buscaba.

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