Mi Gran País



Era una soleada mañana en el pequeño pueblo de Arcoiris, donde los niños solían jugar en la plaza central. En el jardín de la escuela, cuatro amigos: Sofía, Tomás, Lucas y Valentina, soñaban juntos sobre cómo sería su gran país.

"Si yo fuera la presidenta, construiría muchas bibliotecas para que todos los chicos puedan leer", dijo Sofía con una sonrisa radiante.

"¡Y yo haría un parque de diversiones gigante!", exclamó Lucas, imaginándose montañas rusas y algodones de azúcar.

"Yo sembraría árboles frutales en cada rincón, para que nadie pase hambre", añadió Valentina, llenando su mente de imágenes de manzanas y naranjas colgando de ramas verdes.

"Y yo construiría una escuela en cada barrio, para que todos aprendan", concluyó Tomás, con un brillo en sus ojos.

Así, decidieron hacer un mapa de su país ideal. Con papel, colores y lápices, empezaron a dibujar sus ideas. El mapa estaba lleno de bibliotecas, parques de diversiones, huertos y escuelas.

Un día, mientras estaban en el jardín, una anciana del pueblo, Doña Rita, se acercó a ellos.

"¿Qué están haciendo, queridos?", preguntó con curiosidad.

"Estamos creando un mapa de nuestro gran país, Doña Rita!", respondió Sofía.

"Eso suena maravilloso. Pero, ¿alguna vez pensaron en cómo podrían hacer realidad esas ideas?"

Los niños se miraron entre sí, un poco desconcertados. Nunca habían pensado en eso.

"No, pero sería genial", dijo Lucas.

Doña Rita sonrió.

"Para construir un gran país, primero tienen que construir grandes ideas. Pero esas ideas deben convertirse en acciones. ¿Por qué no empiezan a trabajar en un proyecto?"

Los niños asintieron con entusiasmo. Así que decidieron que harían un festival en su escuela para recaudar fondos y plantar árboles en el parque.

"¡Sí! Podemos pedir ayuda a nuestros padres y a la comunidad!", sugirió Valentina.

Los niños se pusieron manos a la obra. Hablaron con sus familias y empezaron a organizar juegos, talleres y rifas. La noticia del festival se esparció rápidamente y la comunidad se unió a la causa.

"¡Va a ser genial!", exclamó Tomás.

El festival fue un gran éxito. La plaza estaba llena de risas, juegos y sonrisas. Recaudaron suficiente dinero y, tras varios días de trabajo, lograron plantar un hermoso árbol en el parque del pueblo.

Mientras lo hacían, Sofía comentó:

"Miren cómo crece nuestro árbol. ¡Es como nuestro gran país!".

"Sí, ¡va a crecer fuerte y dar frutos!", añadió Lucas.

Doña Rita los observaba desde una distancia. Se acercó, llena de orgullo.

"Veo que están haciendo realidad sus sueños. Un gran país comienza por las pequeñas acciones de cada uno de nosotros. ¡Sigan así, chicos!".

Los cuatro estaban felices, sabían que estaban construyendo su gran país, no solo con árboles y diversión, sino también con la unión de su comunidad.

Y así, con cada pequeño paso, se dieron cuenta de que crear un gran país no se trataba solo de sueños, sino de hacer cosas por los demás. Desde ahí, decidieron continuar trabajando en más proyectos juntos, convirtiendo sus ideas en acciones.

"¡El próximo proyecto podría ser una biblioteca!", sugirió Valentina.

"Y después un parque de diversiones, ¡pero uno de verdad!", agregó Lucas riendo.

Los niños aprendieron que su gran país era posible, y que juntos, podrían lograr todo lo que se propusieran.

Así, con muchas risas, sueños y árboles creciendo, Sofía, Tomás, Lucas y Valentina siguieron construyendo su gran país. Y cada día, un poco más de su sueño se hacía realidad.

FIN.

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