Mi mamá es enfermera



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Verdeluna, una niña llamada Sofía. Sofía tenía una mamá que era enfermera, y siempre se sentía orgullosa de contarle a sus amigos sobre el trabajo que hacía. Pero no solo eso, su mamá también le contaba historias increíbles sobre lo que sucedía en el hospital.

Un día, Sofía estaba en el parque jugando con sus amigos, y se les ocurrió hacer una competencia. Todos tenían que lanzar una pelota y ver quién llegaba más lejos. Sofía estaba muy entusiasmada, pero mientras corría para atrapar la pelota, resbaló y se cayó.

- ¡Ay, me lastimé! - gritó Sofía, mientras se acariciaba la rodilla.

Sus amigos se acercaron rápidamente.

- ¡Sofía! ¿Estás bien? - preguntó Tomás, su mejor amigo.

- No sé, me duele - respondió Sofía, mientras se esforzaba por contener las lágrimas.

Justo en ese momento, la mamá de Sofía pasó por el parque después de terminar su turno en el hospital. Al ver a su hija en el suelo, corrió hacia ella.

- ¡Sofía! ¿Qué pasó? - preguntó preocupada.

- Me caí, mami. Me duele la rodilla - dijo Sofía con un pequeño sollozo.

- Vamos a ver, cariño. Siéntate aquí - respondió su mamá, mientras la ayudaba a levantarse y la guiaba a un banco del parque.

Con su bolso de enfermera al lado, comenzó a revisar la rodilla de Sofía.

- No parece tan grave, solo es un rasguño. Pero vamos a limpiarlo para que no se infecte - dijo su mamá mientras sacaba una toallita desinfectante.

Sofía miraba con admiración cómo su mamá sabía exactamente qué hacer. Mientras su mamá limpiaba su rodilla, Sofía le preguntó:

- Mami, ¿cómo sabés todo eso? -

- Fue con mucho esfuerzo, Sofi. Cada día aprendo algo nuevo sobre cuidar a las personas, y eso incluye a los niños - le explicó su mamá con una sonrisa.

Después de curar la rodilla de Sofía, la madre le dio un beso y dijo:

- Listo, ahora a jugar, pero ten cuidado la próxima vez. -

Sofía se sintió aliviada y contenta. Esa tarde decidieron hacer una visita al hospital donde trabajaba su mamá. Sofía siempre había tenido curiosidad por su lugar de trabajo y quería entender mejor las historias que su mamá le contaba.

Cuando llegaron, Sofía se sorprendió al ver a tantas personas trabajando en equipo. Vio a los médicos, enfermeras, y otros profesionales cuidando a los pacientes.

- ¡Mirá, Sofía! - dijo su mamá mientras entraban a una sala. - Aquí es donde ayudamos a los bebés que nacen. -

Sofía observó los cuneros y sonríe. De repente, una mamá entró con su recién nacido en brazos.

- ¡Hola! - dijo la mamá al ver a Sofía. - Soy Clara, y esta es mi pequeña Valentina.

- ¡Es hermosa! - exclamó Sofía.

Mientras su mamá hablaba con Clara sobre el cuidado del bebé, Sofía se sintió inspirada. Quería ayudar a las personas como lo hacía su mamá. Después de escuchar a las mamás en la sala, Sofía dijo:

- Mami, quiero ser enfermera como vos cuando sea grande.

La mamá de Sofía sonrió con orgullo.

- Eso sería maravilloso, Sofi. Pero recuerda, ser enfermera requiere mucha dedicación y amor por ayudar a los demás.

En ese momento, Sofía comprendió que ser enfermera no solo era un trabajo, sino una forma de aportar amor y cuidado a la comunidad. Regresaron a casa y Sofía empezó a dibujar. Dibujó a su mamá en su uniforme de enfermera, ayudando a un bebé y a una abuela, con un gran corazón dibujado alrededor.

- ¡Mirá, mami! - le mostró su dibujo. - Esto es lo que quiero hacer. -

La mamá de Sofía le dio un abrazo y le dijo:

- ¡Es hermoso! Siempre recuerda que puedes hacer una diferencia, no importa lo pequeño que seas.

Con los ojos brillantes, Sofía prometió que haría lo posible por ayudar a los demás, inspirada por la labor de su mamá. Desde ese día, decidió que siempre contribuiría a su comunidad a su manera, ya sea ayudando en casa, cuidando de sus amigos o siendo más amable en la escuela.

A partir de ese momento, cada vez que alguien se caía o necesitaba un abrazo, Sofía estaba ahí para dar una mano. Sabía que el corazón de una enfermera podía estar presente en cualquier lugar y en cualquier persona, y eso era una gran lección que nunca olvidaría.

Y así, Sofía creció con el amor y el orgullo de ser hija de una enfermera, comprendiendo que la bondad y el cuidado son trabajos de todos y que cada pequeño gesto cuenta.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!