Mi Mami y el Viaje de los Valores



Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Sofía era muy curiosa y siempre tenía un montón de preguntas en su cabeza. Su mamá, una mujer dulce y comprensiva, siempre estaba dispuesta a responderlas.

Un día, mientras caminaban por el parque, Sofía vio a unos niños peleando por un juguete.

"¿Por qué se pelean?" - preguntó Sofía, mirando con preocupación.

"A veces, las personas olvidan compartir y ser amables, Sofía. Pero hay formas de resolver los problemas sin pelear" - le respondió su mamá con una sonrisa.

Intrigada, Sofía le pidió a su mami que le contara sobre la amabilidad. Así, comenzaron un viaje mágico por el pueblo, en el que encontró a varios personajes que representaban diferentes valores.

Primero, se encontraron con Don Ramón, el panadero. Él siempre compartía su pan con quienes más lo necesitaban. Sofía lo vio ofreciendo un trozo de pan a una anciana que pasaba.

"¡Mirá, mami! Don Ramón es muy amable" - exclamó Sofía.

"Así es, Sofía. La amabilidad es un valor importante. Siempre es lindo ayudar a los demás" - le explicó su mamá.

Luego, siguieron su camino y encontraron a una niña llamada Valentina, que estaba triste porque sus amigos no la dejaban jugar. Sofía se acercó y le dijo:

"¿Por qué no juegan todos juntos?"

"Porque ellos no quieren compartir!" - respondió Valentina, llorando.

Sofía pensó por un momento y le preguntó a su mamá:

"¿Qué puedo hacer para ayudarla?"

"Podés invitarla a jugar con nosotros, Sofía. A veces, un simple gesto puede hacer una gran diferencia" - le contestó su mamá.

Sofía se acercó a Valentina y le extendió la mano:

"¿Querés jugar con nosotras?"

"¡Sí!" - dijo Valentina, sonriendo.

Al ver a Valentina sonreír, Sofía también sintió felicidad. Juntas, hicieron que otros niños también se unieran al juego, y pronto todos estaban riendo y corriendo juntos.

El siguiente destino fue la plaza, donde se encontraban Carlos y su grupo de amigos. Carlos estaba tratando de decidir si optimizar su tiempo usando una bicicleta o ir a pie.

"¿Y si van todos juntos en bicicleta?" - sugirió la mamá de Sofía.

Carlos miró a sus amigos.

"¡Gran idea! Así compartimos la diversión y también el ejercicio!"

Sofía sonrió al ver cómo los valores de colaboración y optimismo se ponían en práctica en ese pequeño grupo.

Siguieron caminando hasta que llegaron al lago donde conocieron a Marta, que estaba recogiendo basura con su grupo de amigos.

"¿Por qué hacen eso?" - preguntó Sofía.

"Porque queremos cuidar nuestro lago y ayudar al medio ambiente" - respondió Marta, mientras levantaba una bolsa llena de residuos.

"¡Eso es muy importante!" - exclamó Sofía. "Mami, ¿podemos ayudar también?"

La mamá de Sofía se iluminó con la pregunta:

"¡Por supuesto! Por cada pequeño esfuerzo, el planeta nos lo agradecerá".

Así que Sofía y su mamá se unieron a Marta y sus amigos para recoger basura. Sofía se sintió satisfecha al ver que estaban logrando hacer una diferencia en el mundo.

Al final de la tarde, regresaron a casa cansadas pero felices. Sofía no podía esperar más para contarle a su papá sobre el increíble día que había tenido.

"Todo esto me enseñó que ser amable, compartir y cuidar el medio ambiente son valores muy importantes, mami" - dijo Sofía, con los ojos brillantes.

"Exactamente, Sofía. Esos son valores que debemos llevar siempre en nuestro corazón. Cada pequeño acto cuenta".

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Sofía miró a su mamá y le dijo:

"Gracias por enseñarme tantas cosas hoy, mami. Eres la mejor!"

"Y vos también sos especial, Sofía. Siempre recuerda que siempre hay algo lindo que podemos hacer por los demás".

Así, Sofía se durmió soñando con un mundo lleno de bondad y valores, lista para hacer su parte al día siguiente.

FIN.

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