Mi verdadero yo
Había una vez una niña llamada Tiara, quien a sus trece años tenía una vida aparentemente normal. Sin embargo, en su interior, anhelaba ser tratada como un bebé.
Cuando regresaba del colegio, su mamá la recibía con cariño y la trataba como a un bebé de verdad. Le cambiaba el pañal, la cargaba y le daba su biberón.
Un día, mientras Tiara estaba jugando en el parque con sus amigos, se dio cuenta de que todos ellos estaban creciendo y dejando atrás las cosas de niños. Sus amigos ya no querían jugar a las muñecas o disfrazarse como princesas. Esto hizo que Tiara se sintiera diferente y un poco triste.
Al llegar a casa ese día, Tiara le pidió a su mamá que la tratara como una niña mayor en lugar de un bebé. Su mamá aceptó encantada y comenzaron a hacer actividades juntas que fueran apropiadas para su edad.
Jugaron juegos de mesa, cocinaron juntas e incluso comenzaron un proyecto de manualidades. Tiara descubrió que disfrutaba mucho más haciendo cosas propias de su edad y compartiendo intereses comunes con sus amigos.
Se dio cuenta de que siempre había sido especial tal como era y no necesitaba convertirse en un bebé para sentirse amada o aceptada.
A medida que pasaban los días, Tiara empezó a comprender cada vez más sobre sí misma y lo importante que era ser fiel a uno mismo sin importar lo diferente o extraño que pudieras parecer ante los demás. Aprendió también sobre la importancia del respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
Con el tiempo, Tiara se convirtió en una adolescente segura de sí misma y feliz. Siguió siendo cercana a su mamá y disfrutaba de su compañía, pero también aprendió a valorar la amistad y los intereses compartidos con sus amigos.
La historia de Tiara enseña a los niños que está bien tener deseos o preferencias diferentes, pero también les recuerda la importancia de aceptarse y respetarse a sí mismos.
Nos muestra que cada uno es único y especial tal como es, sin necesidad de cambiar para ser amado o aceptado por los demás. Y así, Tiara vivió muchas aventuras emocionantes mientras crecía y se convertía en una persona fuerte e independiente.
Siempre recordó el valioso mensaje que aprendió cuando era niña: "Sé tú mismo y nunca te avergüences de ser diferente".
FIN.