Mia en Busca de la Felicidad



Había una vez en un pequeño pueblo donde el sol brillaba al amanecer como un huevo frito, una niñita llamada Mia. Mia era una niña soñadora que a menudo se preguntaba qué era realmente la felicidad. Un día, mientras caminaba por el parque, se encontró con su mejor amigo, Thomas, un niño siempre lleno de energía y entusiasmo.

"Hola, Mia! ¿por qué tan pensativa?" - le preguntó Thomas, mientras lanzaba una piedra al río.

"Hola, Thomas. Estoy tratando de entender cómo ser feliz. A veces siento que no lo soy del todo" - confesó Mia, un poco triste.

"Yo creo que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas. Hay que buscarla con los amigos, como Lula y Chocolate!" - exclamó Thomas.

Mia sonrió al recordar a Lula, su amiga la artista, y a Chocolate, el perrito que siempre los acompañaba. Juntos decidieron ir a casa de Lula.

Cuando llegaron, Lula estaba pintando un mural en su pared. Ella los miró y dijo:

"Hola, chicos! Miren lo que estoy haciendo! Cada color me hace sentir feliz! ¿Qué les hace felices a ustedes?"

"Yo creo que jugar y estar con amigos me hace feliz" - dijo Thomas.

"A mí me gusta leer cuentos de aventuras" - añadió Mia.

Chocolate, al escuchar sus voces, corrió hacia ellos moviendo la cola, como si también quisiera ser parte de la conversación.

Un día, decidieron hacer una búsqueda del tesoro para encontrar la felicidad. Armados con mapas hechos a mano, comenzaron su aventura. Durante la búsqueda, encontraron diferentes objetos: una flor brillante, un caracol curioso y una piedra en forma de corazón.

"Cada cosa que encontramos me hace sentir diferente. A lo mejor la felicidad está en compartir estas pequeñas cosas juntos" - reflexionó Mia.

Thomas, siempre con su incansable energía, dijo:

"¡Vamos a guardarlas en una caja! Así tendremos nuestro tesoro de felicidad!"

Con cada objeto, los tres amigos compartieron historias y risas. Pero de repente, empezaron a notar que no podían encontrar el camino de vuelta. La tarde empezaba a caer y se sentían un poco asustados.

"Creo que perdimos el rumbo" - dijo Lula, mirando alrededor con preocupación.

"No te preocupes, Lula! Recuerda lo que siempre decía mi abuelo: 'La felicidad también está en los momentos difíciles, si te rodeas de buenos amigos'." - Thomas intentó animarlos a todos.

Mia tomó una respiración profunda y sugirió:

"Formemos una línea y todos seguiremos a Chocolate. Él es bueno encontrando el camino de regreso."

Siguiendo a Chocolate, los amigos comenzaron a caminar. Al poco tiempo, el perrito los llevó a un sendero conocido. Todos gritaron de alegría.

"¡Lo logramos!" - exclamó Lula, brincando de alegría.

"La felicidad, a veces, está en el camino y no solo en el destino" - dijo Mia, sintiéndose emocionada.

Cuando finalmente llegaron a casa, se dieron cuenta de que aunque habían tenido miedo, el trabajo en equipo, las risas y los momentos compartidos fueron los más valiosos de todos.

"A partir de ahora, cada día haremos algo para ser felices juntos" - propuso Mia.

Y así fue como Mia, Thomas, Lula y Chocolate aprendieron que la felicidad no siempre es fácil de encontrar, pero con amigos a su lado, cada día se convierte en una nueva aventura. Así, la búsqueda de la felicidad se transformó en un tesoro que siempre llevaban en sus corazones.

FIN.

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