Mia y el secreto del bebé



Era un día soleado en la ciudad y Mia, una niña de seis años, estaba muy emocionada. Su mamá, que estaba en la dulce espera, había decidido hacer una revelación de género del nuevo miembro de la familia. Todos sus amigos y familiares estaban invitados a un picnic en el parque, donde se daría la sorpresa.

Mia estaba ansiosa por saber si tendría un hermanito o una hermanita. Mientras ayudaba a su mamá a preparar todo, no podía dejar de preguntarle.

"Mami, ¿ya sabes si es un niño o una niña?" - preguntó Mia con una sonrisa brillante.

"Sí, mi amor, pero debemos esperar un poco más para compartirlo con todos." - respondió su mamá, guiñándole un ojo.

Cuando llegaron al parque, el sol brillaba intensamente y había globos de todos los colores. La mesa estaba llena de deliciosos sandwiches, frutas y un enorme pastel decorado con un misterio que pronto sería revelado. Todos los amigos de Mia llegaron, y ella estaba ansiosa por compartir la noticia.

"¡Estoy tan emocionada!" - dijo Mia saltando de un lado a otro.

"¿Qué sentís, Mia? ¿Te gustaría que fuera niño o niña?" - le preguntó su amigo Lucas.

"No importa, solo quiero que sea feliz y juguetón como yo." - respondió Mia.

La celebración comenzó con juegos y risas. Luego de un rato, la mamá de Mia hizo un llamado a todos.

"Queridos amigos y familia, gracias por estar aquí. Hoy es un día muy especial para mí y para Mia. Vamos a descubrir si el bebé es un niño o una niña. ¿Están listos?" - decía su mamá emocionada.

"¡Sí!" - gritaron todos al unísono.

Su mamá sacó una caja cubierta con una tela brillante. Dentro había globos de color.

"Cuando abra la caja, los globos volarán y nos mostrarán el género del bebé. ¡Aquí vamos!" - dijo, mientras cortaba la tela con cariño.

Mia contuvo la respiración. Cuando su mamá levantó la tapa, una nube de globos azules salió volando, llenando el cielo. Todo el mundo comenzó a gritar de alegría.

"¡Es un niño!" - gritó Mia, además del resto de los invitados.

Sin embargo, entre la algarabía, Mia se sintió un pequeño desasosiego.

"Mami, pero yo quería una hermanita. ¿Y si no hay una niña para jugar conmigo?" - preguntó Mia, un poquito decepcionada.

Su mamá, notando la expresión de su hija, se agachó y le acarició el cabello.

"Mia, un hermano también puede ser un compañero de juegos. Y recuerda, lo más importante es que nos vamos a amar sin importar si es niño o niña. ¡Tú podrás enseñarle a jugar lo que quieras!" - explicó su mamá.

Esa respuesta iluminó el rostro de Mia. Entonces, se le ocurrió una idea brillante.

"¡Sí! Puedo ser su hermana mayor y enseñarle a construir castillos y a hacer carreras con los autos!" - dijo con entusiasmo.

La felicidad volvió a Mia y comenzó a compartir su entusiasmo con sus amigos.

"¡Voy a ayudarlo a ser el mejor niño del mundo!" - exclamó mientras saltaba por el parque.

Los días pasaron y cada vez que Mia pensaba en su hermano, su corazón se llenaba de alegría. Se imaginaba jugando, descubriendo el mundo y riendo juntos. Antes que se diera cuenta, en el aire había un aire de expectativa.

Finalmente, el gran día llegó. Mia estaba en la sala de espera del hospital con su papá, ansiosa por conocer a su hermanito.

"¿Lo ves, papá? ¡Es como una nueva aventura!" - dijo Mia, saltando de la impaciencia.

"Sí, cariño. Vas a ser la mejor hermana del mundo." - respondió su papá, sonriendo.

Cuando su mamá salió sosteniendo al pequeño, Mia sintió que su corazón se llenaba de amor.

"¡Hola, hermanito!" - dijo ella, mirando su pequeño rostro.

Y así, Mia aprendió que el amor no se mide en géneros, sino en los momentos que compartimos. Con un nuevo compañero de juegos, Mia estaba lista para la aventura más hermosa de su vida: ser hermana mayor.

El parque, aquel día soleado, no solo había revelado el género del nuevo miembro de la familia, sino que abrió el camino a una nueva etapa lleno de amor y sorpresas, donde juntos aprenderían que cada uno es único, y eso es lo que los hace especiales.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!