Micaela, la protectora del bosque
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de bosques y montañas, una niña llamada Micaela. Desde muy pequeña, Micaela tenía una conexión especial con la naturaleza.
Le encantaba pasear por el bosque, escuchar el canto de los pájaros y cuidar de los árboles como si fueran sus amigos. Sin embargo, en su escuela, muchos de sus compañeros no entendían su amor por la naturaleza.
La llamaban —"rara" y se burlaban de ella por pasar tanto tiempo en el bosque en lugar de jugar con ellos. Pero Micaela no se dejaba intimidar. Sabía que lo que hacía era importante y que alguien tenía que proteger a los árboles y animales del bosque.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Micaela escuchó un ruido extraño. Siguió el sonido hasta llegar a un claro donde vio a un grupo de personas talando árboles sin compasión.
Micaela sintió un profundo dolor en su corazón al ver cómo dañaban la naturaleza que ella tanto amaba. Decidida a hacer algo al respecto, Micaela se acercó al grupo y les dijo con valentía: "¡Deténganse! Los árboles son seres vivos que merecen respeto y cuidado".
Los trabajadores se rieron de ella y le dijeron que no se metiera en lo que no le importaba. Pero Micaela no se dio por vencida.
Corrió hacia uno de los árboles más grandes y abrazándolo con fuerza les dijo: "Estoy aquí para protegerlos". En ese momento, algo increíble sucedió: el árbol comenzó a brillar intensamente y emitió un sonido mágico que resonó en todo el bosque. Los trabajadores quedaron sorprendidos y asustados ante aquella manifestación inexplicable.
Se disculparon con Micaela y prometieron dejar de talar los árboles. A partir de ese día, todos en el pueblo comprendieron la importancia de respetar la naturaleza gracias a la valentía y determinación de Micaela.
Desde entonces, Micaela se convirtió en la guardiana del bosque y todos acudían a ella en busca de consejo sobre cómo cuidar del medio ambiente.
Ya nadie la llamaba —"rara" , sino "heroína", porque había demostrado que una sola persona puede marcar la diferencia cuando defiende aquello en lo que cree.
Y así, entre risas de niños jugando entre los árboles y cantos de pájaros llenando el aire, Micaela supo que su amor por la naturaleza había trascendido las barreras del prejuicio para convertirse en inspiración para todos aquellos dispuestos a proteger nuestro hogar más preciado: La Tierra.
FIN.