Miguel, la tortuga que brillaba



Había una vez en un hermoso bosque, una tortuga llamada Miguel. Miguel era una tortuga muy curiosa y siempre se preguntaba cómo sería vivir sin su pesado caparazón.

Un día, cansado de cargar con él, decidió quitárselo para sentirse más ligero y ágil. Al principio, Miguel disfrutó de la libertad que le brindaba no tener su caparazón. Podía moverse más rápido y explorar lugares a los que antes no podía llegar.

Sin embargo, lo que Miguel no sabía era que su caparazón no solo lo protegía, sino que también lo hacía reconocible para otros animales del bosque. Una mañana soleada, mientras Miguel paseaba despreocupadamente por el bosque, una sombra enorme lo cubrió de repente.

Era un águila hambrienta que lo había visto sin su caparazón y pensó que sería un bocado fácil. Miguel sintió el miedo recorrer todo su cuerpo y corrió tan rápido como pudo para escapar del peligro.

Por suerte, otra tortuga llamada Julián observó la escena desde lejos y rápidamente se acercó a ayudar a Miguel.

"-¡Miguel, detente! ¡Esa águila te está persiguiendo porque no te reconoce sin tu caparazón! ¡Vuelve a colocártelo antes de que sea demasiado tarde!", gritó Julián con preocupación. Las palabras de Julián hicieron eco en la mente de Miguel, quien se dio cuenta del grave error que había cometido al quitarse su caparazón.

Con lágrimas en los ojos y temblando de miedo, Miguel buscó desesperadamente su caparazón y logró ponerlo nuevamente en su lugar justo a tiempo.

El águila, confundida al ver a la tortuga con su caparazón nuevamente puesto, desistió de cazar a Miguel y voló hacia otro lugar en busca de comida. Exhausto pero aliviado, Miguel agradeció profundamente a Julián por salvarlo de un destino terrible. Desde ese día, Miguel aprendió una valiosa lección: nuestro aspecto exterior puede decir mucho sobre quiénes somos y cómo nos ven los demás.

El caparazón de una tortuga no solo es parte de su cuerpo, sino también esencial para garantizar su seguridad y protección en el mundo salvaje.

Miguel volvió a ser la misma tortuga curiosa pero ahora valoraba aún más la importancia de aceptarse tal como era.

Y cada vez que sentía la tentación de deshacerse de algo tan fundamental como su caparazón, recordaba el peligroso encuentro con el águila y daba gracias por tener amigos como Julián dispuestos a ayudarlo cuando más lo necesitaba. Así concluye esta historia donde la valentía y la amistad enseñaron a Miguel que ser uno mismo es el mayor regalo que podemos ofrecer al mundo.

Y tú querido lector ¿qué importante enseñanza has extraído?

FIN.

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