Miguel y el Gran Árbol


Miguel era un niño pequeño y atrevido. Le encantaba explorar y descubrir nuevas aventuras. Un día, mientras jugaba en el parque, vio un gran árbol y decidió subirse a él para ver el cielo y las aves.

Con valentía, trepó por las ramas hasta llegar a la cima. Desde allí, contempló maravillado el paisaje mientras escuchaba el canto de los pájaros. De repente, una brisa juguetona hizo que Miguel perdiera el equilibrio y cayera al suelo.

Afortunadamente, no resultó herido, pero la experiencia le enseñó una lección valiosa. Decidió que la próxima vez sería más cuidadoso al explorar. Con determinación, Miguel siguió jugando y descubriendo el mundo que lo rodeaba, siempre recordando la importancia de la prudencia y la responsabilidad.

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