Miguelón, el León Valiente
En una frondosa selva llena de color y vida, vivía un león llamado Miguelón. Se destacaba de otros leones no solo por su imponente fuerza, sino también por su valentía y gran corazón. Miguelón era un amigo leal y siempre estaba listo para ayudar a los demás.
Un día, mientras caminaba por la selva, Miguelón se encontró con su amiga la tortuga, llamada Tita.
"Hola, Miguelón!" - saludó Tita con su voz suave. "¿Te gustaría jugar a encontrar la fuente mágica? Se dice que quien la encuentre podrá pedir un deseo."
"¡Claro, Tita! Suena emocionante!" - respondió Miguelón, emocionado ante la aventura.
Juntos, se unieron a otros amigos de la selva: Cachi, el loro parlanchín, y Rana, una rana muy sabia. Los cuatro decidieron emprender la búsqueda de la famosa fuente.
Mientras avanzaban, se encontraron con una serie de obstáculos. Al llegar a un gran río, Miguelón se detuvo.
"No podemos cruzar, el agua está muy profunda" - dijo Tita, preocupada.
"Yo puedo ayudar!" - exclamó Miguelón. Con su fuerte rugido, animó a los demás a subir sobre su espalda, y juntos cruzaron el río saltando de roca en roca.
Al llegar a la otra orilla, encontraron un claro lleno de flores brillantes y un aire fresco que se sentía mágico.
"Dicen que la fuente aparece solo a aquellos que tienen un corazón puro" - comentó Cachi, revoloteando con entusiasmo.
"Sigamos buscando, no nos podemos rendir!" - animó Miguelón, moviendo su cola con determinación.
De repente, un fuerte viento agitó las hojas de los árboles y apareció una luz brillante. Los amigos se miraron asombrados.
"¿Qué es eso?" - preguntó Rana, intrigada.
Miguelón, con valentía, se acercó a la luz. Era la fuente mágica, rodeada de un aura resplandeciente.
"¡La encontramos!" - gritó Tita.
"Sí, pero ahora debemos decidir qué deseamos" - respondió Miguelón, pensativo.
Los amigos discutieron sobre sus deseos. Tita deseaba velocidad para correr más rápido, Cachi quería poder volar más alto, y Rana deseaba saber más cosas.
Al final, Miguelón, que siempre pensaba en los demás, dijo:
"Yo deseo que siempre tengamos aventuras juntos y que nuestra amistad sea inquebrantable."
La fuente brilló intensamente y concedió el deseo de Miguelón. En ese instante, sintieron un profundo lazo de amistad y un nuevo propósito en sus corazones.
Con el tiempo, Miguelón y sus amigos continuaron explorando la selva, compartiendo sus aventuras y enseñando a otros sobre el valor de la amistad, la lealtad y la valentía.
Y así, Miguelón el león valiente se convirtió en una leyenda en la selva, no solo por su fuerza, sino por su gran corazón y su capacidad de unir a todos a su alrededor.
Miguelón, Tita, Cachi y Rana demostraron que, con amistad y valentía, se pueden superar cualquier obstáculo y que lo más valioso de todos es el amor y apoyo que se dan entre amigos.
FIN.