Miki y la Tormenta Valiente



Había una vez un tiburón llamado Miki que vivía en el océano azul y maravilloso. Miki era un tiburón muy especial, no solo porque tenía un color azul brillante, sino también porque le tenía un miedo gigante a las tormentas eléctricas. Cuando escuchaba el trueno, se escondía detrás de un coral muy bonito.

Un día, mientras Miki nadaba felizmente, de repente el cielo se nubló, y comenzaron a escucharse truenos lejanos. "Ay, no! Llega la tormenta!"- dijo Miki, y rápidamente se escondió detrás del coral.

Desde su refugio, vio a sus amigos: la tortuga Tina y el pez payaso Pipo. Ellos también notaban que algo raro estaba pasando.

"¿Miki, por qué estás escondido?"- preguntó Tina.

"Tengo miedo de la tormenta. No quiero mojarme ni escuchar el trueno!"- respondió Miki, tiritando.

"Pero Miki, cada tormenta trae algo lindo después!"- dijo Pipo. "Cuando pase, el océano estará lleno de colores!"-

Miki dudaba, pero sus amigos eran muy valientes. "Vamos, Miki, ¡no estás solo!"- insistió Tina. Miki respiró hondo y salió de su escondite.

Entonces, la tormenta llegó con todo su furor. Relámpagos iluminaban el agua, y los truenos sonaban como tambores de fiesta. Pero mientras miraba, Miki vio a las gotas de lluvia caer y a las olas bailar.

"¡Mirá! ¡Es como una danza!"- exclamó Pipo, atrapando gotas con su aleta.

Miki, al ver la alegría de sus amigos, sintió un cosquilleo de valentía en su pancita. "Sí! ¡Es como una fiesta entre las olas!"- gritó. Con cada trueno, se dio cuenta de que no estaba solo. El océano nunca se había visto tan hermoso.

De repente, cuando la tormenta empezó a calmarse, Miki notó un arcoíris brillante en el cielo. "¡Miren eso!"- dijo emocionado. Era un gigante arcoíris que daba vida a su hogar.

"Te dije que había algo lindo después!"- sonrió Tina.

"¡Sí! ¡Esto es increíble!"- agregó Miki, sintiéndose orgulloso de haber enfrentado su miedo.

Cuando la tormenta se fue, Miki y sus amigos nadaron felices entre los colores. Ahora Miki entendía que aunque las tormentas pudieran ser aterradoras, también podían traer cosas bellas.

Esa fue la última vez que Miki tuvo miedo de las tormentas. Siempre recordaría que después de cada tormenta, siempre vendría un arcoíris. Y así, Miki no solo se convirtió en un tiburón valiente, sino también en un gran explorador del océano lleno de colores y aventuras. Y desde entonces, cada vez que escuchaba un trueno, sonreía y decía:

"¡Vamos a disfrutar de la fiesta del océano!"

FIN.

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