Mila la Monita y el Cambio en Su Hogar



Era un día soleado en la selva donde vivía Mila, una monita divertida y curiosa. Mila pasaba sus días jugando con sus amigos: Tito el tucán, Luz el jaguar y Ruli la rana. Sin embargo, una mañana, cuando se despertó, sintió que algo había cambiado en su hogar.

Mila encontró a su mamá y a su papá hablando en un tono muy serio en la sala. No pudo acercarse, pero sí escuchó fragmentos de la conversación: —"cambio" , —"separarnos" , "necesitamos...". La pequeña monita sentía que su corazón se encogía, pero no entendía del todo lo que estaba sucediendo.

Al día siguiente, mientras jugaba con Ruli, no pudo contener más su curiosidad.

- ¿Ruli, sabés qué le pasa a mis papás?

- No estoy seguro, Mila. Pero a veces los adultos tienen problemas que no entienden bien, como en el cuento de la tortuga y el zorro que no podían compartir frutos.

Mila sintió una punzada de tristeza, y aunque no sabía qué hacer, decidió buscar a su mamá.

- Mamá, ¿podemos hablar un momento? - pidió con una voz temblorosa.

Su mamá la miró con ternura y la abrazó.

- Claro, Mila. ¿Qué te preocupa?

- Oí que decías que te ibas a separar de papá. ¿Me vas a dejar sola?

Su mamá respiró hondo antes de responder.

- No, amor. Nunca estarás sola. A veces los papás tienen que decidir vivir en diferentes lugares, pero eso no significa que te amamos menos. Tu papá y yo queremos lo mejor para vos.

Mila sintió una mezcla de alivio y confusión.

- Pero… ¿por qué no pueden estar juntos?

- A veces, aunque amemos a alguien, no podemos vivir juntos de la mejor manera. Pero siempre estaremos aquí para vos. Siempre serás nuestra prioridad.

Mila asintió, pero seguía sintiendo que había algo importante que no comprendía. Decidió compartir sus pensamientos con Tito.

- Tito, creo que mis papás van a separarse y no sé qué hacer.

Tito le respondió, suave:

- Eso suena difícil, Mila. Pero tus papás te aman, y eso nunca va a cambiar. Quizás, si hablas con ellos, podrían explicarte más.

Mila pensó que era una buena idea, así que decidió tener una conversación familiar. Esa tarde, reunió a sus papás en casa.

- Papá, mamá, quiero saber más sobre lo que está pasando.

Sus papás se miraron, un tanto sorprendidos, pero aceptaron la invitación al diálogo.

- Mila, gracias por hablar con nosotros. - comenzó su papá - Sabés que es un momento complicado, pero queremos que entiendas que aunque vivamos en casas distintas, eso no cambia lo que sentimos por vos.

- Exacto - añadió su mamá. - Puedes pasar tiempo con nosotros tanto con uno como con otro. Te amamos con todo nuestro corazón y siempre estaremos aquí para vos.

Después de la charla, Mila sintió un alivio en su corazón. Aunque la nueva situación era diferente, sabía que sus papás estarían allí para ella.

Con el tiempo, Mila aprendió a adaptar su vida a los cambios. Creó nuevas rutinas que incorporaban momentos con su papá y su mamá. Jugar a las escondidas en casa de papá y pasear por la selva con mamá se volvieron parte de su día a día. Conoció nuevos rincones, hizo nuevos amigos y descubrió que también había alegría en la diversidad de sus hogares.

- Sabés, Ruli - le dijo un día - creo que puede ser interesante tener dos casas. ¡Es como tener dos aventuras!

- ¡Sí! - exclamó Ruli. - ¡Y también tenés dos lugares para explorar!

Cada vez que sentía un poco de tristeza, Mila recordaba que el amor no se divide, se multiplica. Y aunque el cambio era difícil, no tenía que enfrentarlo sola. Tanto su papá como su mamá siempre serían sus amigos, siempre estarían a su lado, sin importar la distancia. Así, la pequeña monita entendió que la vida está llena de cambios, pero eso no significa que no pueda ser feliz.

Con el tiempo, Mila se volvió una monita fuerte, valiente y llena de amor.

- Gracias, papá y mamá - les decía cada noche. - Por ser los mejores papás, incluso cuando las cosas cambian. ¡Los quiero mucho!

Así, Mila aprendió que la familia no siempre se ve como una imagen perfecta, pero siempre puede estar llena de amor. Y así, cada día, la pequeña monita seguía enfrentando nuevas aventuras en su hogar, encontrando la belleza en cada cambio.

FIN.

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