Mila, la perra divertida


Mila era una perra muy especial. Tenía un pelaje suave y brillante, ojos grandes y dulces, y una personalidad juguetona y divertida que hacía reír a todos los que la conocían.

Pero había algo que siempre le preocupaba: ¿la gente se reía con ella o de ella? Un día, Mila estaba jugando en el parque con sus amigos caninos cuando escuchó risas detrás de ella.

Se dio vuelta y vio a un grupo de niños riéndose mientras la miraban. "¿Por qué se ríen?", preguntó Mila. "No lo sé", respondió su amigo perro Pacho. "Pero no te preocupes por eso". Sin embargo, Mila no pudo evitar sentirse incómoda por las risas.

Decidió investigar más a fondo para descubrir si se estaban riendo con ella o de ella. Así que comenzó a hacer trucos cada vez más extravagantes e hilarantes para llamar la atención del público: saltaba sobre dos patas, giraba en círculos, hacía volteretas...

Todo esto causaba aún más risas entre los espectadores. Pero entonces ocurrió algo inesperado: uno de los niños del grupo se acercó a Mila después del espectáculo y le dijo:"¡Eres increíble! Realmente me encantaron tus trucos".

La cola de Mila comenzó a agitarse emocionada al escuchar esas palabras amables. "En serio?", preguntó Mila incrédula. "Sí", respondió el niño sonriendo. "Eres tan divertida y talentosa. Me encantaría tener una perra como tú".

Mila se sintió muy feliz y aliviada de saber que no se estaban riendo de ella, sino con ella. A partir de ese día, Mila continuó haciendo sus trucos y divirtiendo a todos con su personalidad única.

Pero también aprendió una valiosa lección: que no importa cuántas risas haya en la multitud, siempre habrá alguien que te aprecie por lo que eres. Desde entonces, Mila vivió feliz sabiendo que era amada por quienes realmente importan.

Y cada vez que hacía un truco o recibía una caricia, recordaba las palabras del niño en el parque y sonreía sabiendo que había encontrado su lugar en el mundo.

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