Mila y el arcoíris de la familia

Mila era una monita alegre que vivía en un frondoso bosque, donde los árboles eran tan altos como montañas y los ríos cantaban melodías suaves. Sin embargo, un día el cielo de Mila se nubló. Sus papás, la Monita Lila y el Monito Roberto, habían decidido separarse.

Mila se sentía muy confundida y triste. "¿Por qué ya no vivimos todos juntos?"- preguntó con su tierna voz.

La Monita Lila le acarició el pelaje y le respondió: "A veces, las mamás y los papás tienen que tomar decisiones difíciles, pero eso no significa que dejemos de quererte. Ambos te amamos, Mila."-

El Monito Roberto asintió y añadió: "Así es, Mila. Siempre estaré aquí para jugar contigo, aunque no vivamos en la misma casa."

A pesar de las palabras de sus padres, Mila sentía un vacío en su corazón y comenzó a pensar que tal vez, ella era la causa de la separación. Un día, decidió salir a pasear para despejear su mente. Cuando llegó a su lugar favorito, el claro del bosque, se encontró con un grupo de animales que estaban organizando una carrera de obstáculos.

"¡Hola, Mila!"- le gritaron los animales. "¿Querés participar?"-

Mila se sintió un poco insegura. "No sé, no tengo muchas ganas..."-

Pero el pequeño conejo, salteando de emoción, le dijo: "Vamos, vení. Será divertido. Además, ¡podés ganar un premio!"-

Al escuchar la palabra ‘premio’, Mila se animó y decidió unirse. A medida que avanzaba en la carrera, encontró a su amigo el tucán Tico, quien siempre le traía alegría.

"¡Mila! Eres rápida, ¿sabías?"- exclamó Tico mientras volaba a su lado. "Siempre he pensado que eres fuerte y valiente. No dejes que la tristeza te detenga."

Inspirada por sus palabras, Mila empezó a correr con más energía y se dio cuenta de que tenía un gran apoyo de sus amigos. Finalmente, llegó a la meta y todos aplaudieron. Aunque no ganó el primer lugar, sí obtuvo un hermoso medallón que simbolizaba la amistad y la valentía.

Luego de la carrera, Mila sintió que una chispa de alegría había encendido su corazón. "Tal vez mis papás no están juntos, pero todavía tengo a mis amigos, y eso cuenta mucho"- pensó.

Esa noche, después de cenar con su papá, Mila le contó sobre la carrera y el medallón. "Papá, pude sentirme feliz a pesar de lo que está pasando. Mis amigos me apoyan mucho."-

El Monito Roberto sonrió, "Eso es genial, Mila. La familia puede ser más grande de lo que pensamos. Los amigos son parte de nuestra familia."

Con el tiempo, Mila aprendió a disfrutar de los momentos que pasaba con cada uno de sus padres. En las semanas siguientes, hizo un calendario para organizar los días donde pasaría tiempo con su mamá y su papá. Así, en lugar de sentirse triste, comenzó a disfrutar de las pequeñas cosas que la vida le ofrecía.

Un día, se encontró con un grupo de pequeños animales que estaban construyendo un refugio de hojas y ramas. "¿Qué están haciendo?"- preguntó Mila.

"Estamos construyendo un lugar donde todos podamos venir a jugar, sin importar si somos diferentes o si nuestros papás están juntos o no"- explicó un pequeño erizo.

Mila sintió que eso era justo lo que ella había estado buscando. "¡Puedo ayudar!"- exclamó emocionada.

Así, Mila se unió al grupo, y juntos construyeron un refugio en el que cada miércoles se reunían para jugar y pasarla bien. A lo largo de sus aventuras, Mila descubrió que su tristeza podía transformarse en alegría si decidía rodearse de amor y risas.

Finalmente, un día, Mila decidió hablar con sus papás sobre sus sentimientos. "Papá, mamá, entiendo que no pueden estar juntos, pero quiero que sepan que los amo a ambos."-

La Monita Lila se agachó y abrazó a Mila. "Nosotros también te amamos mucho, Mila. Eres muy valiente por decirlo"-

Y así, Mila entendió que aunque las cosas habían cambiado, ella podía crear su propia felicidad, rodeada de amor y amistades.

Desde entonces, cada vez que miraba hacia el cielo, podía ver un arcoíris, y sólo pensaba en la alegría que traían sus amigos y su familia.

Y de esta manera, Mila la monita aprendió que el amor no se divide, se multiplica en cada pequeño momento compartido.