Milagros y la mariquita amiga



Había una vez en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, una abejita llamada Milagros.

Milagros era una abejita muy curiosa y aventurera, siempre le gustaba salir a explorar en busca de néctar para llevar a la colmena y así hacer miel junto a sus amigas. Un día, mientras volaba de flor en flor recolectando néctar, Milagros se distrajo persiguiendo a una mariposa y terminó perdiéndose en el bosque cercano al jardín.

Estaba tan asustada que no sabía qué hacer ni cómo volver a casa. - ¡Ay, ay! ¿Dónde estoy? ¡Me he perdido! -exclamó Milagros con voz temblorosa.

Milagros comenzó a volar en círculos intentando encontrar su camino de regreso, pero todo se veía igual y no lograba reconocer nada conocido. De repente, escuchó una vocecita dulce que la llamaba desde el suelo. - ¡Eh, abejita perdida! ¿Necesitas ayuda? -dijo una pequeña mariquita que estaba parada sobre una hoja.

Milagros descendió lentamente hasta posarse al lado de la mariquita y le explicó lo sucedido. La mariquita se ofreció amablemente a guiarla de regreso al jardín.

- Sígueme abejita, yo conozco muy bien este bosque y te ayudaré a encontrar tu camino de regreso -dijo la mariquita con seguridad. Juntas emprendieron el camino de regreso al jardín. En el camino encontraron diferentes obstáculos como ramas caídas y arroyos que debían cruzar, pero trabajando en equipo lograron superar cada desafío.

Durante el trayecto, la mariquita le contaba historias sobre las criaturas del bosque y cómo cada una tenía un papel importante en mantener el equilibrio natural.

Finalmente, luego de un largo viaje lleno de aventuras, llegaron al borde del jardín donde Milagros reconoció algunas flores familiares. Estaban cerca de casa. - ¡Gracias mil veces por tu ayuda! No sé qué hubiera hecho sin ti -dijo Milagros emocionada mientras abrazaba con sus patitas a la amiga que acababa de conocer.

- Ha sido un placer ayudarte, recuerda que trabajar juntos nos hace más fuertes y capaces de superar cualquier desafío -respondió la mariquita con una sonrisa brillante.

Milagros volvió sana y salva junto a sus amigas abejas en la colmena llevando consigo no solo néctar para hacer miel, sino también el valioso aprendizaje sobre la importancia del trabajo en equipo y la solidaridad entre los seres vivos del bosque.

A partir de ese día, Milagros valoró aún más cada pequeño detalle del mundo natural que la rodeaba y siempre recordaría con cariño a su nueva amiga mariquita que le había enseñado tanto durante su aventura perdida.

FIN.

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