Milay y el viaje de las mariposas



Milay era una niña curiosa y alegre que vivía con su mamá, su hermana Laura y su gato Cariño. Un día, Milay observó mariposas azules revoloteando en el jardín de su casa.

Corrió emocionada hacia su mamá para contarle lo que había visto. - Mamá, mamá, ¡hay mariposas azules en el jardín! - exclamó Milay. - ¿Mariposas azules? ¡Qué maravilla! - respondió su mamá con una sonrisa.

Entonces, Laura se unió a la conversación y les contó a Milay y a su mamá que las mariposas azules eran muy especiales, ya que eran mensajeras de sueños y deseos. Milay quedó fascinada con esta historia y decidió que quería hacer un deseo y enviarlo con una de esas mariposas.

Su mamá y su hermana la animaron a encontrar el deseo en su corazón y compartirlo con la mariposa. Milay pasó varios días pensando en su deseo, hasta que finalmente decidió que quería que su abuelita, que vivía lejos, pudiera visitarlas.

Con mucha ilusión, Milay salió al jardín con un papelito en el que había escrito su deseo y lo ató con cuidado a la antena de una mariposa azul. La mariposa revoloteó un poquito y luego emprendió vuelo hacia el cielo.

Milay sintió una mezcla de emoción y paz en su corazón, sabiendo que su deseo viajaba con la mariposa. Pasaron los días y Milay seguía observando las mariposas azules en el jardín, esperando que su deseo se cumpliera.

Un día, recibieron una llamada de teléfono que les llenó de alegría: la abuelita de Milay anunciaba que pronto estaría visitándolas. Milay saltaba de felicidad al escuchar la noticia y corría a abrazar a su mamá y a Laura.

- ¡Mi deseo se cumplió! Las mariposas escucharon mi deseo y lo llevaron hasta la abuelita. - exclamaba Milay emocionada. Laura y su mamá celebraron con Milay este maravilloso suceso, recordándole lo especial que era haber compartido un deseo con las mariposas.

A partir de ese día, Milay siguió observando y cuidando a las mariposas azules en el jardín, sabiendo que eran portadoras de magia y esperanza.

FIN.

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