Mily y el gatito sin hogar


Había una vez una gata llamada Mily, hermosa y engreída. Era de color tigre gris y siempre lucía su pelaje brillante con mucho orgullo.

Mily vivía en una casa muy cómoda junto a sus dueños, quienes la adoraban y consentían en exceso. Mily era cariñosa, pero también muy exigente. Le gustaba que le acariciaran todo el tiempo y se ponía celosa si veía a otras mascotas recibiendo atención.

Siempre quería ser el centro de atención y no soportaba compartir el cariño de sus dueños con nadie más. Un día, mientras Mily paseaba por los alrededores de su hogar, escuchó un maullido débil proveniente del jardín trasero.

Curiosa como era, se acercó sigilosamente para investigar qué había ocurrido. Para su sorpresa, encontró a un pequeño gatito bebé abandonado entre las flores.

Mily sintió una mezcla de emociones: por un lado estaba encantada con la ternura del gatito, pero por otro lado sentía celos y temor de que le robara la atención de sus dueños. Sin pensarlo dos veces, decidió irse de su hogar para evitar esa situación incómoda. La gata emprendió un largo viaje lleno de aventuras por calles desconocidas y campos abiertos.

Conoció a otros animales que la ayudaron durante su travesía e incluso hizo amigos en el camino. Pero a pesar de todas las experiencias emocionantes que vivió, Mily comenzó a extrañar su hogar.

Pasaron días y noches hasta que finalmente, Mily decidió regresar. Extrañaba a sus dueños, extrañaba la comodidad de su cama y extrañaba sentirse amada y consentida. Pero lo más importante, había aprendido una valiosa lección sobre el amor y la importancia de compartir.

Cuando llegó a su casa, se encontró con sus dueños preocupados y tristes por su partida. Ellos habían buscado incansablemente a Mily en todos los rincones del vecindario sin éxito alguno.

Al verla regresar arrepentida y humilde, la recibieron con los brazos abiertos. Desde ese día, Mily cambió completamente su actitud engreída y celosa.

Aprendió a compartir el cariño de sus dueños con otros animales e incluso se hizo amiga del pequeño gatito que había encontrado en el jardín trasero. La historia de Mily enseña a los niños la importancia de ser generosos y comprensivos con los demás.

Nos muestra que el amor no se agota al compartirlo, sino que crece aún más cuando aprendemos a dar sin esperar nada a cambio. Y así, la hermosa gata Mily vivió feliz junto a sus dueños y amigos animals, recordando siempre las aventuras que la llevaron a entender el verdadero significado del amor incondicional.

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