Mimo, el monstruo amistoso


to que el monstruo no era peligroso, sino todo lo contrario. El monstruo se llamaba Mimo y era un ser amistoso y cariñoso. - Hola Manuela -dijo Mimo con una sonrisa-. ¿Te asusté? Manuela estaba en shock.

No podía creer lo que veía. Un monstruo gigante en su habitación hablándole como si fuera su amigo. - ¿Qué eres? -preguntó Manuela temerosa. - Soy un Monstruo Amistoso -respondió Mimo-.

Vine a hacerte compañía porque vi que estás muy triste y sola. Manuela empezó a llorar al oír eso. Era verdad, ella se sentía muy sola y nadie quería jugar con ella. Mimo se acercó a ella y la abrazó con sus enormes brazos animals.

Manuela sintió el calor de su abrazo y supo que no tenía nada que temer. Desde ese día, Mimo visitaba a Manuela todas las tardes para jugar con ella. Jugaban a las escondidas, al pilla-pilla, al ajedrez...

¡incluso aprendieron juntos a cocinar galletas! Manuela ya no estaba sola nunca más gracias a su amigo Mimo. Aprendió que la amistad puede venir de cualquier parte, incluso de un monstruo gigante.

Y aunque todavía extrañaba pasar tiempo con sus padres, sabía que siempre tendría a alguien en quien confiar y divertirse: su amigo Mimo. Y así fue cómo Manuela aprendió una gran lección: nunca hay que tener miedo de algo o alguien solo por parecer diferente.

La verdadera amistad va más allá de las apariencias y puede cambiar tu vida para siempre.

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