Mimo y los amigos del bosque



Había una vez en un bosque encantado, un monstruito llamado Mimo. Mimo vivía en una cueva oscura y solitaria, pero a diferencia de los demás monstruos, él no quería asustar a nadie.

Lo que realmente anhelaba era tener amigos con quienes jugar y compartir momentos divertidos. Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó risas y voces a lo lejos.

Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de animalitos jugando juntos: un conejito saltarín, un pajarito cantor y una ardillita traviesa. Mimo se sintió emocionado al ver cómo se divertían y decidió acercarse para intentar hacerse amigo de ellos. "Hola, soy Mimo. ¿Puedo jugar con ustedes?", dijo tímidamente el monstruito.

Los animalitos se sobresaltaron al principio al verlo, pero al darse cuenta de que Mimo no quería hacerles daño, decidieron darle una oportunidad. "¡Claro que sí! ¡Bienvenido, Mimo! Soy Conejo, ella es Pájara y esa es Ardilla", respondió Conejo con entusiasmo.

Desde ese momento, Mimo se convirtió en parte del grupo. Jugaron juntos a las escondidas, recogieron frutas del bosque e incluso construyeron una casa en un árbol donde pasaban largas tardes compartiendo historias y risas.

Sin embargo, la felicidad de Mimo se vio amenazada cuando otros monstruos descubrieron su amistad con los animalitos. Se burlaron de él por ser diferente y por preferir la compañía de "criaturas débiles".

Pero Mimo no les prestó atención; sabía que la verdadera fuerza residía en el corazón y en el valor de ser uno mismo. Un día, el bosque fue invadido por una criatura malvada que causó estragos por todas partes.

Los demás monstruos huyeron asustados, pero Mimo recordó la valentía y solidaridad que sus amigos le habían enseñado. Decidió enfrentarse a la criatura para proteger a quienes más quería. Con ingenio y trabajo en equipo lograron derrotar a la criatura maligna.

El resto de los monstruos quedaron impresionados por la valentía demostrada por Mimo y empezaron a respetarlo como igual.

Finalmente entendieron que la verdadera amistad va más allá de las apariencias o diferencias; se trata de estar ahí cuando más se necesita sin importar qué tan diferentes podamos ser unos de otros. Y así, gracias al coraje y nobleza del pequeño monstruito llamado Mimo, lograron construir un mundo donde todos eran bienvenidos tal como eran. Y colorín colorado este cuento ha terminado.

FIN.

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