Min Min y los límites de la amabilidad


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, un niño llamado Min Min. Min Min era un niño muy amable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Sin embargo, tenía un problema: no sabía decir que no. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Min Min se encontró con su amigo Lucas, quien le pidió ayuda para terminar un proyecto escolar.

"¡Claro que sí, Lucas! ¡Yo te ayudo!"- respondió Min Min sin dudarlo. A pesar de que ya tenía muchos deberes por hacer en casa, decidió ayudar a su amigo. Después de varias horas trabajando en el proyecto de Lucas, llegó la hora de irse a casa.

Pero en ese momento apareció Martina, otra amiga de Min Min, quien le pidió ayuda para arreglar su bicicleta. "¡Por supuesto que te ayudo, Martina! ¡No hay problema!"- dijo Min Min con una sonrisa.

Así pasaron los días, con Min Min diciendo que sí a todas las peticiones de sus amigos y descuidando sus propias responsabilidades. Hasta que un día, la maestra les asignó una tarea muy importante que requería dedicación y esfuerzo.

Min Min se sintió abrumado al ver todo el trabajo que debía hacer y se dio cuenta de que había llegado al límite.

Fue entonces cuando recordó las palabras de su abuela: "Ayudar a los demás está bien, pero también es importante aprender a decir no cuando tienes tus propias responsabilidades". Con esta enseñanza en mente, Min Min decidió hablar con sus amigos y explicarles cómo se sentía.

Les dijo que necesitaba tiempo para cumplir con sus tareas escolares y cuidar de sí mismo también. Para su sorpresa, sus amigos comprendieron la situación y le ofrecieron su apoyo incondicional. Juntos lograron terminar la tarea escolar con éxito y celebraron con una fiesta en el parque.

Desde ese día, Min Min aprendió la importancia de establecer límites sanos y comunicarse efectivamente con los demás. Se convirtió en un ejemplo para todos en Villa Alegre y demostró que ser amable no significa olvidarse de uno mismo.

Y colorín colorado este cuento ha enseñado a todos que saber decir no es tan importante como saber cuándo decirlo.

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