Miranda y su valiente transformación



siempre. Un día soleado, Miranda estaba jugando en el parque con su amiga Clara. Mientras reían y corrían, un perro grande y animal se acercó a ellas. Miranda se asustó al instante y comenzó a temblar.

-¡Clara, ayúdame! ¡Tengo miedo! -gritó Miranda mientras intentaba alejarse del perro. Clara, que no tenía miedo de los perros, intentó tranquilizarla. Pero nada parecía funcionar.

El miedo de Miranda era tan fuerte que le impedía disfrutar de muchas cosas en la vida. Preocupados por su hija, los padres de Miranda decidieron buscar ayuda profesional. Fue entonces cuando conocieron a Teresa, una psicóloga especializada en ayudar a los niños a superar sus miedos.

-Teresa, necesitamos tu ayuda para que Miranda supere su miedo a los perros -le explicaron sus padres preocupados. Teresa escuchó atentamente y decidió utilizar una técnica llamada "desensibilización sistemática" para ayudar a Miranda.

Les explicó que consistía en exponer gradualmente a la niña al objeto o situación temida hasta que pudiera enfrentarlo sin sentir tanto miedo. Durante las siguientes semanas, Teresa trabajó con Miranda usando diferentes estrategias divertidas y creativas. Jugaron con muñecos de perros pequeños e hicieron dibujos juntas.

Poco a poco, el tamaño de los muñecos fue aumentando hasta llegar al tamaño real de un perro. Miranda comenzaba a sentirse más cómoda cerca de los muñecos grandes cuando llegó el momento crucial: conocer un perro de verdad.

Teresa organizó una visita al refugio de animales local, donde Miranda podría interactuar con perros amigables y tranquilos. Cuando llegaron al refugio, Miranda estaba nerviosa pero decidida a enfrentar su miedo.

Teresa le dio un abrazo reconfortante y juntas se acercaron a uno de los perros más tranquilos del lugar llamado Max. -Miranda, te presento a Max. Es un perro muy cariñoso y amigable. No tienes nada que temer -le dijo Teresa con calma.

Miranda respiró hondo y extendió su mano para acariciar la cabeza de Max. Para su sorpresa, el perro respondió con lametazos y moviendo la cola. Poco a poco, Miranda fue soltando su miedo mientras pasaba tiempo con Max y otros perros en el refugio.

Se dio cuenta de que no todos los perros eran peligrosos o amenazantes, sino que también podían ser cariñosos y protectores.

Con el tiempo, Miranda superó por completo su miedo a los perros gracias al apoyo incondicional de sus padres, la guía experta de Teresa y el ejemplo inspirador de Baiana, su princesa favorita en los cuentos. Ahora, Miranda puede disfrutar plenamente del parque sin preocuparse por los perros que puedan estar cerca.

Aprendió una valiosa lección: nunca hay que dejar que nuestros miedos nos detengan en nuestro camino hacia la felicidad. Desde aquel día en adelante, Miranda se convirtió en una defensora apasionada de los animales y comenzó a ayudar en el refugio como voluntaria junto a sus padres.

Se dio cuenta de que, al superar su miedo, había descubierto una nueva pasión y un propósito en su vida.

Y así, la historia de Miranda nos enseña que no importa cuán grandes sean nuestros miedos, siempre hay una manera de superarlos si tenemos el coraje y el apoyo adecuado.

FIN.

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