Mircea y la Isla de los Sueños
En un rincón escondido del mundo, en una isla remota del Reino Lidio, vivía una hermosa guerrera amazona llamada Mircea. Sus ojos azules como el cielo y su cabello pelirrojo y crespo brillaban bajo el sol, y todos en su comunidad la admiraban, ya que estaba destinada a convertirse en la futura reina de las Amazonas.
Un día, mientras apreciaba el horizonte desde la cima de una montaña, Mircea sintió una fuerte curiosidad por lo que había más allá del mar.
"¿Qué habrá al otro lado?", se preguntó, imaginando tierras llenas de maravillas y aventuras.
Decidida a descubrirlo, preparó su pequeña canoa y se despidió de su madre, quien había sido la reina anterior y entendía el deseo de su hija por conocer el mundo.
"Prometeme que regresarás y compartirás tus historias", dijo su madre con una sonrisa.
"¡Lo prometo!", respondió Mircea emocionada.
Después de navegar por días y días, finalmente llegó a una nueva isla llamada Quérasos. Al tocar tierra, se dio cuenta de que todo era diferente: los árboles eran más grandes, los colores más vivos, y había risas de niños que llenaban el aire.
Mientras exploraba, Mircea se encontró con un grupo de niños que estaban construyendo un enorme castillo de arena.
"¡Hola! Soy Mircea, la guerrera amazona", dijo con entusiasmo.
"¡Hola, Mircea! Yo soy Timo y estos son mis amigos, Bera y Lian", respondió uno de los niños.
"¿Quieres ayudarnos a hacer el castillo más grande?" agregó Bera.
Mircea decidió unirse y empezó a construir el castillo, pero pronto se dio cuenta de que había algo extraño en la isla. Los niños jugaban, pero parecía que había algo que les preocupaba.
"¿Por qué se ven tan tristes?", preguntó Mircea.
"Hay un dragón que vive en la montaña y nos roba nuestras cosas", contestó Lian.
"Sí, hace días que no podemos jugar tranquilos", afirmó Timo.
Mircea sintió que debía ayudar a estos pequeños, así que decidió enfrentar al dragón.
"¡Voy a hablar con el dragón!", anunció valientemente.
Los niños la miraron, algo asustados, pero también admirados.
"¡Ten cuidado!", dijeron juntos.
Subiendo la montaña, Mircea se encontró con el dragón, que lucía más triste que aterrador. Sus ojos estaban llenos de brillo, pero parecía muy solo. El dragón había estado robando porque quería jugar, pero no sabía cómo pedirlo.
"¡Hola, dragón! Soy Mircea, la guerrera amazona. ¿Por qué robas?", preguntó con amabilidad.
"¡Quería jugar!", respondió el dragón con un tono melancólico. "Pero todos me tienen miedo."
Mircea comprendió que no había que tener miedo, sino que había que ser amigos.
"¿Y si hacemos un trato? Tú no robas, y nosotros venimos a jugar contigo", le sugirió.
El dragón miró a Mircea con sorpresa, luego sonrió.
"¡Me encantaría!" exclamó.
Así nació una hermosa amistad entre los niños de Quérasos y el dragón. Mircea organizó reuniones diarias donde todos podían jugar juntos, explorando la isla en aventuras increíbles.
Los niños aprendieron sobre la valentía y la importancia de hacer amigos, mientras que el dragón se dio cuenta de que compartir sería mucho más divertido que robar.
Finalmente, después de muchas semanas llenas de risas y alegrías, Mircea decidió que era momento de volver a casa.
"Prometí contarles a todos sobre esta isla maravillosa", les dijo llorando de felicidad.
"¡Gracias, Mircea! Eres una verdadera guerrera y amiga!", le respondieron todos.
Regresó a su isla, donde su madre la recibió con orgullo y alegría, lista para escuchar todas sus historias de aventuras.
Así, Mircea no solo se convirtió en una valiente guerrera, sino también en un ejemplo de amistad y entendimiento. Y cada vez que miraba el mar, sabía que siempre había un nuevo horizonte lleno de posibilidades esperándola.
FIN.