Miriam y la granja salvadora


En una pequeña granja en las afueras de un pueblito, vivía Miriam, una niña muy especial que tenía un don único: podía comunicarse con los animales.

Desde que era muy pequeña, Miriam había demostrado una conexión especial con todas las criaturas del campo, desde los caballos hasta las gallinas. Un día soleado, mientras alimentaba a las ovejas, Miriam escuchó un ruido extraño proveniente del bosque cercano.

Decidió ir a investigar y se encontró con un pajarito herido en el suelo. Sin dudarlo, lo tomó entre sus manos y le habló con dulzura:"Tranquilo amiguito, voy a cuidarte y curarte".

El pajarito la miró con gratitud y en ese momento algo mágico sucedió: el animal comenzó a brillar y poco a poco recuperó sus fuerzas. Aleteando con alegría, volvió a volar hacia los árboles. Maravillada por lo ocurrido, Miriam regresó a la granja donde compartió su experiencia con todos los animales.

Ellos la miraban con admiración y cariño, sabían que tenían una amiga especial en ella. Días después, un lobo hambriento merodeaba cerca de la granja causando temor entre los animales. Miriam decidió actuar y se acercó al lobo sin miedo alguno.

"Señor Lobo -dijo con voz firme-, entiendo que tengas hambre pero aquí hay suficiente comida para todos. No necesitas lastimar a nadie".

El lobo la miró sorprendido por su valentía y luego asintió lentamente antes de retirarse hacia el bosque en busca de alimento sin hacer daño a ninguno de los habitantes de la granja. Desde ese día, Miriam se convirtió en la guardiana de paz entre todos los seres vivos del lugar.

Los animales vivían felices y en armonía gracias a su amorosa presencia. Pero un desafío mayor estaba por llegar: una sequía amenazaba con dejar sin agua ni alimentos a la granja. Todos estaban preocupados pero Miriam no perdió la esperanza.

Con determinación, decidió pedir ayuda a sus amigos del bosque: venados, zorros y conejos se unieron para llevar agua desde el río más cercano hasta la granja. Fue un trabajo arduo pero juntos lograron salvar el hogar de Miriam.

La noticia corrió como reguero de pólvora y pronto toda la comunidad reconoció el increíble talento de aquella niña especial que había logrado lo imposible gracias al amor incondicional hacia todos los seres vivos.

Y así fue como Miriam enseñó al mundo que con bondad, valentía y solidaridad cualquier adversidad puede ser superada. Su historia se convirtió en leyenda y su legado perduró por generaciones como ejemplo vivo de cómo el amor puede cambiarlo todo.

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