Mischiefs Melody
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un niño llamado Claudio que vivía junto a su madre y su hermana menor. Aunque era muy travieso, también tenía un gran corazón y siempre buscaba formas de divertirse.
Un día, Claudio acompañó a su mamá al trabajo. Ella era secretaria en una oficina muy importante del centro de la ciudad. Al llegar, Claudio se encontró con Joana, otra secretaria que trabajaba allí.
Joana era una mujer amable y cariñosa que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Le encantaba leer libros de poesía y escuchar música mientras trabajaba. Claudio se dio cuenta de que Joana parecía triste ese día y decidió hacer algo para alegrarla.
Recordó que había llevado consigo un cuaderno lleno de dibujos y poemas que había hecho durante las vacaciones.
Decidido a sacarle una sonrisa a Joana, Claudio tomó el cuaderno y lo dejó sobre el escritorio de ella con una nota que decía: "Para Joana, espero que esto te haga feliz". Luego salió corriendo antes de ser descubierto.
Al poco tiempo, Joana encontró el cuaderno y quedó sorprendida por la belleza de los dibujos y los versos escritos por Claudio. Sus ojos se iluminaron al leerlos y sintió cómo su corazón se llenaba de alegría. "¡Pero qué maravilla! Estos dibujos son realmente increíbles", exclamó Joana emocionada.
Desde ese día en adelante, Claudio siguió llevando nuevos dibujos y poemas para Joana. Cada vez que ella encontraba uno en su escritorio, se sentía inspirada y feliz. La oficina se llenó de alegría gracias a las travesuras de Claudio.
Un día, el jefe de la oficina decidió organizar un concurso de poesía y música para todos los empleados. Todos estaban emocionados por participar, pero no sabían cómo comenzar. Claudio tuvo una idea brillante.
Decidió formar un equipo con Joana y juntos escribieron una hermosa poesía que hablaba sobre la amistad y el amor por la naturaleza. Llegó el día del concurso y Claudio y Joana subieron al escenario frente a todos sus compañeros.
Con valentía, recitaron su poesía mientras otro empleado tocaba una melodía en el piano. El público quedó maravillado con la actuación de Claudio y Joana. Al finalizar, recibieron un gran aplauso y fueron declarados ganadores del concurso.
Desde ese día en adelante, Claudio entendió que sus travesuras podían convertirse en algo positivo si las utilizaba para hacer felices a los demás. Y así, junto a Joana, continuaron compartiendo su amor por los libros, la poesía y la música con todos aquellos que conocían.
Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero siempre recordaremos cómo Claudio transformó su travesura en algo maravilloso e inspirador para todos.
FIN.