Modelo de Aceptación
Había una vez un hombre llamado Tomás, quien desde pequeño sabía que no se sentía atraído por las mujeres como sus amigos de la escuela.
A medida que crecía, se dio cuenta de que se sentía atraído por otros hombres. Al principio, le costó aceptar su orientación sexual y tenía miedo de ser rechazado por su familia y amigos. Un día, Tomás decidió hablar con su mejor amigo Juan sobre cómo se sentía.
Le contó todo lo que estaba pasando por su cabeza y cómo se había sentido durante tanto tiempo. Juan lo escuchó atentamente y le dijo: "Tomás, eres mi amigo sin importar tu orientación sexual. Te apoyo en todo lo que hagas".
Eso hizo que Tomás sintiera un gran alivio y felicidad. Saber que tenía el apoyo de su amigo más cercano significaba mucho para él.
Con el tiempo, Tomás comenzó a sentirse más cómodo con quién era y decidió contarle a su familia sobre su orientación sexual también. Para sorpresa de Tomás, sus padres respondieron diciendo: "Te amamos tal como eres hijo, nunca dejaremos de quererte". Tomás finalmente sintió como si hubiera quitado un peso enorme de encima.
Se dio cuenta de que no había nada malo en ser gey; simplemente era parte de quién era.
Un día mientras caminaba por la calle pensando en lo feliz que era ahora siendo él mismo escuchó unos gritos cerca del parque donde solían jugar los niños del barrio:- ¡Déjalo tranquilo! -gritaba una niña-- No quiero jugar con vos porque sos rara- decía un niño-Tomás se acercó y vio que el niño estaba molestando a la niña por ser diferente.
La niña tenía síndrome de Down y había sido objeto de burlas en otras ocasiones.
- ¿Qué está pasando aquí? -preguntó Tomás, tratando de mantener la calma-- Esta chica es rara y no quiero jugar con ella -dijo el niño con desprecio. Tomás recordó cómo se había sentido cuando era joven y sabía que él también era diferente. Decidió hacer algo al respecto:- Mira, amigo, todos somos diferentes en nuestra propia manera.
Y eso es lo que nos hace especiales. No tienes derecho a tratar mal a alguien solo porque es diferente a ti. En lugar de juzgarla sin conocerla, deberías darle una oportunidad. ¿Quién sabe? Ella podría convertirse en tu mejor amiga algún día.
El niño miró a Tomás por un momento antes de asentir lentamente con la cabeza. Luego se disculpó con la niña y le preguntó si quería jugar juntos.
La sonrisa que apareció en el rostro de la niña hizo que Tomás se sintiera feliz por dentro. Sabía que su intervención había marcado una diferencia positiva para esa pequeña comunidad.
A partir de ese día, Tomás decidió dedicar más tiempo ayudando a aquellos que habían sido marginados o maltratados debido a su orientación sexual o cualquier otra razón injusta. Con el tiempo, muchas personas comenzaron a verlo como un modelo positivo para los demás: alguien valiente, compasivo e inteligente.
Y así fue como Tomás descubrió su verdadera vocación: ayudar a los demás y hacer del mundo un lugar más justo para todos.
FIN.