Monstruo va a la escuela tarde



Era un día soleado en la pequeña ciudad de Monstrópolis. Todos los niños se preparaban para ir a la escuela, incluyendo a nuestro querido Monstruo. Pero Monstruo era un poco diferente a los demás; él era un monstruo de color verde con grandes ojos amarillos y un corazón tan enorme como su tamaño. Aunque siempre estaba dispuesto a aprender cosas nuevas, a veces se distraía con las nubes, los pájaros o las flores.

Aquel día, Monstruo se quedó mirando un grupo de mariposas que danzaban en su jardín. "¡Qué belleza! Justo como en mis libros de la biblioteca", pensó mientras las seguía con la mirada. Pero de repente se dio cuenta de que el sol ya estaba alto y que llegaría tarde a la escuela.

"¡Oh no! ¡Tengo que apurarme!" - exclamó Monstruo, saltando rápidamente hacia su casa. Se vistió rápido, recogió su mochila y salió corriendo.

A medida que caminaba hacia la escuela, Monstruo se encontraba con varios amigos. Primero se topó con Susana, la ardilla.

"¡Hola, Monstruo! ¿Por qué llegas tarde?" - le preguntó Susana.

"¡Estuve mirando mariposas!" - respondió Monstruo, un poco avergonzado.

"Eso suena divertido, pero no querés perderte la clase de arte, es la mejor del mundo!" - le recordó Susana, animándolo a seguir su camino.

Continuó su recorrido y se cruzó con Roberto, el perro.

"¡Hey, Monstruo! ¿No te parece que deberías apurarte más?" - le dijo Roberto con una sonrisa.

"Sí, sí! Voy lo más rápido que puedo. Solo me distraje un poquito." - explicó Monstruo, esforzándose por correr más rápido.

Finalmente, Monstruo llegó a la escuela, pero cuando entró al aula, se dio cuenta de que todos los demás ya estaban sentados, y el profesor, don Búho, lo estaba mirando con una ceja levantada.

"Monstruo, ¿por qué llegas tarde?" - preguntó don Búho, con su voz grave pero amable.

"Lo siento mucho, don Búho. Me quedé mirando mariposas y no me di cuenta de la hora. Quiero aprender mucho hoy!" - respondió Monstruo con sinceridad.

Don Búho sonrió y dijo:

"Está bien, Monstruo. Lo importante es que has llegado. Pero la próxima vez, intenta estar más atento al tiempo. Cada momento en la escuela es valioso, y siempre hay algo nuevo que aprender."

Durante la clase, Monstruo se dio cuenta de que había perdido la introducción sobre la pintura, el tema del día. Todos sus amigos estaban haciendo hermosos dibujos, y él se sentía un poco triste por no haber estado en la primera parte, pero don Búho lo animó.

"No te preocupes, Monstruo. Siempre estás a tiempo para aprender. ¿Por qué no te sientas con Juan? Él te explicará lo que pasó al principio."

"¡Gracias, don Búho!" - dijo Monstruo, sintiéndose mucho mejor al escuchar eso.

Monstruo se sentó con su amigo Juan y escuchó atentamente mientras su amigo le explicaba el tema de la pintura. "¡Esto es más fácil de lo que pensé!", pensó Monstruo emocionado. Al final de la clase, todos mostraron sus obras de arte y Monstruo se sintió inspirado a hacer la suya.

Cuando llegó el momento de compartir los dibujos, Monstruo subió al frente.

"Yo me llamé a mí mismo 'El Jardín de Mariposas' porque inspiró toda mi creatividad. A veces, llegar tarde trae momentos hermosos, como mirar a las mariposas. Pero de ahora en adelante, también seré puntual para no perderme nada."

Todos aplaudieron y don Búho le dio una sonrisa de aprobación.

"Esa es la actitud, Monstruo. No importa si llegas tarde, pero siempre busca aprender y ser mejor."

Y así, Monstruo aprendió que, aunque a veces se puede distraer y llegar tarde, siempre había oportunidad para aprender. La puntualidad y la curiosidad son importantes, pero lo más valioso es lo que hacemos con lo que aprendemos.

Desde entonces, Monstruo nunca olvidó mirar las mariposas antes de ir a la escuela, pero también se aseguraba de salir con tiempo para que ningún momento especial quedara fuera de su manera de aprender.

FIN.

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