Monstruos Amigables


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Espanto, tres monstruos muy especiales: un zombi llamado Ramiro, un esqueleto llamado Óscar y una bruja llamada Valentina.

A pesar de ser amigables y bondadosos, nadie quería acercarse a ellos porque les tenían miedo. Los tres monstruos vivían juntos en una vieja mansión abandonada al final del camino. Pasaban sus días jugando al ajedrez, leyendo libros de hechizos antiguos y cocinando deliciosas galletas de arañas para merendar.

Pero a pesar de su felicidad entre ellos, sentían tristeza por no poder hacer amigos en el pueblo. Un día, mientras caminaban por las calles desiertas del pueblo, los tres monstruos escucharon risas provenientes del parque.

Se asomaron tímidamente y vieron a un grupo de niños jugando y riendo sin preocupaciones. Ramiro suspiró y dijo: "Qué lindo sería tener amigos como esos niños".

Óscar asintió con la cabeza: "Sí, pero nadie quiere acercarse a nosotros porque nos ven como monstruos". Valentina miró fijamente a sus amigos y sonrió con determinación: "¡Ya está! Vamos a demostrarles que somos amigables. Tenemos que encontrar una forma de ayudarlos". Los tres monstruos se pusieron manos a la obra.

Decidieron usar sus habilidades especiales para hacer el bien en el pueblo.

Ramiro comenzó visitando a los ancianos del asilo y les ayudaba con las tareas diarias; Óscar recogía basura en las calles para mantener el pueblo limpio; y Valentina preparaba pociones medicinales para los enfermos de la clínica. Poco a poco, los habitantes de Villa Espanto comenzaron a notar las buenas acciones de los monstruos.

Al principio, algunos todavía les tenían miedo, pero al ver que no hacían daño a nadie, empezaron a cambiar su opinión. Un día, durante un paseo por el parque, Ramiro se acercó tímidamente a un grupo de niños que jugaban fútbol.

- ¡Hola chicos! ¿Les gustaría jugar con nosotros? Los niños se miraron entre sí con incertidumbre. Uno de ellos finalmente dijo: "Bueno... supongo que podríamos intentarlo". Ramiro sonrió y se unió al juego. Poco después, Óscar y Valentina se unieron también.

Los niños pronto se dieron cuenta de que los monstruos eran amigables y divertidos. A medida que pasaban los días, más niños se sumaban al grupo de amigos del zombi, el esqueleto y la bruja.

Juntos exploraban bosques encantados, construían castillos con hojas secas y organizaban fiestas temáticas en la mansión abandonada. La fama de los tres monstruos amigables comenzó a extenderse más allá del pueblo. Incluso llegaron invitaciones para visitar otros lugares y ayudar en sus comunidades.

Villa Espanto nunca volvió a ser el mismo gracias a la valentía y bondad de Ramiro, Óscar y Valentina. Ahora todos comprendían que no hay que juzgar por las apariencias o dejarse llevar por los prejuicios.

La historia de estos tres monstruos amigables nos enseña que la verdadera amistad y bondad están en el corazón, más allá de cualquier apariencia. Y así, Ramiro, Óscar y Valentina demostraron al mundo que todos merecen una oportunidad para ser amados y aceptados tal como son.

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