Mora, la mensajera del bosque


Había una vez en un lugar muy lejano, un bosque encantado llamado La Naturaleza Perfecta. En este mágico lugar, los árboles bailaban al compás del viento, los ríos cantaban melodías dulces y los animales vivían en armonía.

En el corazón de La Naturaleza Perfecta, vivía una pequeña ardilla llamada Mora. Mora era curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras por descubrir.

Un día, mientras saltaba de rama en rama, escuchó una música relajante que la atrajo hacia un claro en el bosque. Al llegar al claro, se encontró con una mariposa multicolor que brillaba con intensidad. "-¡Hola! Soy Marilú, la guardiana de este lugar.

¿Quieres conocer la verdadera magia de La Naturaleza Perfecta?", dijo la mariposa con voz suave. Mora asintió emocionada y Marilú la llevó a través de senderos llenos de flores vibrantes y cascadas cristalinas.

Descubrieron juntos cuevas secretas habitadas por luciérnagas brillantes y praderas donde las hadas danzaban al ritmo de la brisa. "-¿Qué te parece si conocemos al Gran Árbol Sabio? Él tiene muchos secretos por revelar", propuso Marilú mientras revoloteaba alegremente.

Mora aceptó entusiasmada y siguieron el camino hasta llegar a un majestuoso árbol centenario con hojas doradas que susurraban antiguas historias. El Gran Árbol Sabio les contó sobre la importancia de cuidar y respetar La Naturaleza Perfecta para mantener su equilibrio y belleza.

Pero justo cuando estaban sumergidos en las enseñanzas del Gran Árbol Sabio, un estruendo resonó en el bosque. Era un grupo de humanos cortando árboles sin comprender el daño que causaban a ese ecosistema tan frágil.

Mora sintió tristeza e impotencia al ver cómo La Naturaleza Perfecta estaba siendo afectada por la ambición desmedida de algunos. Sin embargo, recordó las palabras del Gran Árbol Sabio y decidió actuar.

Con valentía, Mora se acercó a los humanos y les explicó lo importante que era preservar aquel increíble lugar lleno de vida y magia. Los humanos escucharon atentamente sus palabras y decidieron cambiar su forma de interactuar con La Naturaleza Perfecta.

Desde ese día, Mora se convirtió en la mensajera entre los seres del bosque y los humanos, recordándoles siempre el valor de cuidar el planeta para poder seguir disfrutando de toda su belleza.

Y así, gracias a la valentía y sabiduría de Mora, La Naturaleza Perfecta continuó siendo un refugio mágico donde todos podían aprender a amar y respetar cada ser vivo que habitaba en él.

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